Critican designación de nuevo director del Instituto Superior de Música del Estado de Veracruz

Jorge Alberto Morales Álvarez

Estimados Plumas Libres.

Como no hubiesen sido suficientes las amargas consecuencias derivadas de una errada y convenenciera política cultural en la Secretaría de Educación de Veracruz en los renglones de la cultura, la actual administración se empecina en dar continuidad a los viejos vicios.

El detalle que revela con mayor precisión lo anterior se evidencia en el Instituto Superior de Música del Estado de Veracruz, el mismo que Nemesio Domínguez –anterior subsecretario de Desarrollo Educativo– convirtió en su área personal de poder e influencia. En el mismo y como un alarde de nepotismo que no se preocupó por siquiera disimular, tuvo la desfachatez de colocar como empleadas administrativas a dos de sus hijas.

El subsecretario entrante, el perredista Uriel Flores Aguayo, transita por el mismo sendero. Evidencia, al igual que Nemesio, una total desinformación en torno de la actividad cultural y educativa; ignora o hace caso omiso (tan grave lo uno como lo otro) de los propósitos que dieron origen al Instituto Superior de Música (ISMEV) y, en medio de esa política errática y desorientada, ha ratificado esta misma semana como Director de la institución a un personaje absolutamente desconectado del entorno educativo artístico a nivel superior, carente de trayectoria y reiteradamente señalado de diversas anomalías que en esta redacción no viene al caso detallar, pero que tendré a la mano para cualquier interesado en el asunto.

De primera instancia, lo que llama la atención es la naturaleza subterránea de la designación para Jorge Alberto Morales Álvarez. ¿Por qué tan en lo oscurito? ¿Qué les interesaba ocultar a funcionario y “director” entrante? ¿Por qué mentir de inicio, argumentando que se trataba de una designación con carácter “provisional”, para de inmediato proceder a su inexplicable ratificación?

Durante los años del duartismo, el ISMEV sufrió una severa modificación en su estructura funcional y pasó de Organismo Público Descentralizado a dependencia de la SEV. Vino entonces la debacle: la toma de decisiones medulares se dio en medio de la ignorancia de los oficinistas de la Secretaría, se le privó de recursos financieros y las consecuencias están a la vista: un edifico que se cae a pedazos, con baños frecuentemente inservibles, goteras en los salones y deterioro hasta en la fachada de un inmueble que sorprendía por su belleza y funcionalidad.

Pero lo peor ha llegado con la presencia de Morales Álvarez, director con etiqueta de “advenedizo” que se ha propuesto desde su cuestionadísimo ingreso que esta institución de educación superior pueda ser manejada como la escuelita de música de la avenida Rébsamen, que tenía a su cargo. De hecho, todo el personal de aquella escuela ya ha sido trasladado al ISMEV, en un intento sin lógica por conjuntar su deficiente experiencia con la de los excelentes músicos que integran la plantilla académica del Instituto.

Para colmo, la presencia de Rubén Flores se detecta como una gigantesca anomalía que cuenta con la venia de la Universidad Veracruzana. Flores funge en la UV como asistente del director en la Sinfónica de Xalapa, es el titular de la Orquesta Universitaria de Música Popular y, ahora también, encargado de sabrá Dios qué renglones en el ISMEV. ¿Se vale eso, señor subsecretario Uriel Flores Aguayo? ¿De esta anomalía está enterada la doctora Esther Hernández Palacios, directora de Difusión Cultural UV?.

Por favor no publiquen mi nombre por temor a represalias.

Instituto Superior de Música del Estado de Veracruz

 

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