Por: Samuel de Jesús Barajas Zayas
La nación está por celebrar. El pueblo comienza a sentir la euforia de tener el poder en sus manos. Son exactamente 30 días los que restan para decidir de nueva cuenta el rumbo de un país a través de una fiesta muy popular; las elecciones democráticas.
México está por realizar la elección más grande e informada de la cual se haya tenido registro, es considerada por muchos, una elección histórica por el contexto planteado a nivel político.
En el orden federal las elecciones giraran en torno a la selección de un nuevo presidente de la República y la renovación de las cámaras de senadores y diputados, mientras que en el orden estatal, en Veracruz, las elecciones se realizaran para cambiar el congreso y sustituir al gobernador.
En todo el país son cerca de 90 millones de personas que tienen el poder de acudir a las urnas y realizar su derecho y obligación; emitir un voto por los aspirantes que más llamen su atención. A nivel Estatal las personas que pueden ejercer este derecho son alrededor de 5 millones. Los números son sorprendentes, sin embargo, hay un problema que se ha visto en las últimas elecciones; el abstencionismo.
El panorama estadístico nos dice que solo la mitad de la población electoralmente activa acude a realizar su voto, esto genera que a la hora del ejercicio de gobernar, nuestros representantes no tengan un adecuado apoyo ciudadano, ya que si bien es mucha la población que asiste a las casillas, el voto se divide y la cantidad que hace ganador al contendiente, disminuye, por lo que de haber en la mitad de la población una gran cantidad de votantes, se termina gobernando con la elección de un tercio de los ciudadanos. Nuestros gobernantes pierden respaldo popular y la mayoría no queda satisfecha.
La forma de evitar estos problemas es simple, la participación de la población tiene que aumentar y eso depende de nosotros; hay que salir a votar. Gocemos de ese gran derecho y obligación que tenemos como sociedad.
El 1 de julio, la soberanía del pueblo pasa de nueva cuenta al ciudadano, disfrutemos del poder y hagamos del voto la invitación para entrar a esta gran fiesta de la nación.
En nosotros está la decisión de comenzar a transformar nuevamente un país y un Estado que requieren de cambios. Exaltemos la democracia, seamos parte de la historia, aprovechemos que el poder está de nuevo en nuestras manos.
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