Robert Mapplethorpe: Un documental de HBO que muestra sus cuerpos desnudos

Los cuerpos negros masculinos, la obsesión de Robert Mapplethorpe. Foto: HBO

Ciudad de México. (SinEmbargo).- HBO, ese canal donde a veces pasan cosas que te salvan el fin de semana, ha puesto Mapplethorpe: Look At The Pictures. Dice que lo único más escandaloso que sus fotografías fue su vida y uno tiende a estar en desacuerdo con esa máxima.

Lo único que tenía de escandaloso Robert Mapplethorpe (1946-1989) era su soberbia, su deseo terrible de tener éxito en una actividad artística y labrar –como lo acepta su hermano- el apellido por siempre.

Cuesta escribir Mapplethorpe, uno tiene que hacer varias reglas de memoria, pero es sabido que al decir su apellido uno sabe que está hablando de uno de los mayores fotógrafos que ha dado el siglo XX.

Fue uno de los fotógrafos más vanguardistas de la época: Robert Mapplethorpe. Foto: HBO

Realmente sintió un llamado dentro de él para ser artista. Para poder tomar esta decisión y vivir de ella, tuvo que hacer unas cuantas cosas muy difíciles y valientes. Yo lo conocí justo en ese momento —tenía 20 años— donde realmente sintió su destino”, recuerda Patti Smith, su novia de entonces y quien lo recuerda en su libro Just Kids.

Fue el verano en que murió John Coltrane. Los hippies alzaron sus brazos vacíos y China detonó la bomba de hidrógeno. Jimi Hendrix prendió fuego a su guitarra en Monterey. Fue el verano del amor. Y en aquel clima cambiante e inhóspito, un encuentro casual cambió el curso de mi vida: fue el verano en que conocí a Robert Mapplethorpe”, dice Patti.

El documental habla de ella, pero sobre todo da una mirada a sus obras más provocativas haciendo uso de material nunca antes visto. De los aclamados cineastas Fenton Bailey y Randy Barbato (Inside Deep Throat; HBO Wishful Drinking y The Eyes of Tammy Faye) y producido por Katharina Otto-Bernstein (Absolute Wilson).

Robert Mapplethorpe era un huracán y no dejaba que nadie brillara sobre él. Tanto es así que echó a su hermano de su vida cuando empezó a sacar fotografías.

Edward, “el otro Mapplethorpe”, vuelve para acompañarlo en el final de su vida, cuando muere víctima del SIDA a los 42 años, dejando tras de sí una Fundación a su obra para que se encargue de su legado. El cariño y el reconocimiento del hermano famoso no llegó ni siquiera en su lecho de muerte.

“A Robert no le interesaba el aspecto técnico de la fotografía. Nunca hizo su propia imprenta y su trabajo creció en sofisticación y habilidad cuando trajo a su hermano Edward”, el “benjamín” de la familia, dice Patricia Morrisroe, quien escribió la biografía de Robert.

Robert Mapplethorpe era un huracán y no dejaba que nadie brillara sobre él. Tanto es así que echó a su hermano de su vida cuando empezó a sacar fotografías.

Edward, “el otro Mapplethorpe”, vuelve para acompañarlo en el final de su vida, cuando muere víctima del SIDA a los 42 años, dejando tras de sí una Fundación a su obra para que se encargue de su legado. El cariño y el reconocimiento del hermano famoso no llegó ni siquiera en su lecho de muerte.

“A Robert no le interesaba el aspecto técnico de la fotografía. Nunca hizo su propia imprenta y su trabajo creció en sofisticación y habilidad cuando trajo a su hermano Edward”, el “benjamín” de la familia, dice Patricia Morrisroe, quien escribió la biografía de Robert.

“Llegó un momento en que la estética de Robert se volvió tan avasalladora que sentí que ya no era nuestro mundo, sino el suyo. Creía en él, pero había transformado nuestro hogar en un teatro de diseño propio. El aterciopelado telón de nuestra fábula había sido sustituido por tonalidades metálicas y satén negro. La morera estaba envuelta en tupida redecilla. Me paseaba arriba y abajo mientras él dormía, chocando contra las paredes como una paloma solitaria presa en los estrechos confines de una caja de Joseph Cornell”, supo decir Patti Smith.

Y esa palabra: avasalladora, podía definir cabalmente a Mapplethorpe.

Fotografiaba las flores como nadie –esa fue una de las imágenes que llevó a su casa, para visitar a sus padres- y fotografiaba los cuerpos desnudos, violados, corrompidos, el sexo en su esplendor, como sí mismo.

El sadomasoquismo era su ventana, pero no el centro. Ahora mismo, viendo las fotografías de Robert uno no piensa exactamente en cuáles son las técnicas sexuales ejercidas durante la fotografía. Uno ve el cuerpo corrompido, en placer abismal y se dice, como dijo la galerista que le compró su primera muestra: Calla, calla, que pronto pagarán mucho dinero por esta fotografía.

Mapplethorpe fotografió también a muchos negros, “las personas con las que me gusta estar” y toda esa gente que –por dinero o por influencia- tuvo sentido en su vida.

Hoy sus fotos se pagan millones. Él murió luego de una fiesta en Nueva York, con mucho champán y mucha envidia, donde el éxito finalmente fue suyo.

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