Por Samuel de Jesús Barajas Zayas/
Andrés Manuel López Obrador ha resaltado el tema de las estancias infantiles dentro de las conferencias presentadas en los últimos días. La desconfianza institucional que mantiene el Presidente de la República sobre organismos, organizaciones, dependencias y programas, lo han orillado a hablar sobre el servicio que se encarga del cuidado y atención infantil en favor de los padres trabajadores.
Dicho programa que inició en 2007, a través de la Secretaría de Desarrollo Social para apoyar en principio a las madres que querían incursionar en la vida laboral, ya no operará con el procedimiento con el que lo venía haciendo, ya que el Presidente de México ha marcado dos puntos en su contra: primero ha dicho que el dinero que se usa es demasiado y se trata de hacer más con menos. Después ha mencionado que los recursos han sido aprovechados por unos cuantos y no por quien de verdad los necesita.
Con el fin de dar nuevamente un mensaje que plasma la austeridad del gobierno y el combate a la corrupción, AMLO ha hecho énfasis en que el servicio de estancias infantiles debe de reestructurarse para que opere de una forma adecuada, sin embargo, ha plasmado sus mensajes en presunciones, pues no ha aportado datos suficientes que lo respalden. Las acciones de cambio están por realizarse, pero pueden ser perjudiciales si no se toma en cuenta lo siguiente:
Las estancias infantiles son un servicio otorgado por la antes llamada Secretaría de Desarrollo Social, hoy conocida como Secretaría del Bienestar para que los padres que se encuentran en edad laboral puedan acceder al trabajo y obtener ingresos monetarios que les permitan tener una vida digna.
Este programa ha alcanzado una cobertura de 1278 municipios en toda la República, lo cual representa a más del 50% de los municipios existentes en México.
El servicio prestado por el Estado permite que los niños gocen de salud mental y física, además de lograr que desarrollen habilidades sociales de acuerdo al 94% de los usuarios del programa.
El 91% de los beneficiarios que laboraban al momento de ingresar al programa y durante su estancia, lograron mantenerse y mejorar su posición en un trabajo remunerado.
Las madres y padres beneficiarios contaron con 34 horas a la semana para acceder al mercado laboral de acuerdo a indicadores del CONEVAL.
El 74% de los beneficiarios que no gozaban de un empleo y que después de haber permanecido más de dos meses en el programa, lograron acceder a un trabajo remunerado.
El índice de satisfacción con calidad en los servicios de cuidado infantil en estancias se ubicó entre 92 y 97 puntos de 100 posibles lo que indica que es una institución funcional.
Todo esto se ha conseguido a través del sistema que busca ser modificado por el titular del ejecutivo, sin embargo, el plan que se tiene en mente no garantiza que los padres y tutores utilicen el servicio, ya que lo que busca impulsar la nueva estrategia es “quitar a los intermediarios” y que los recursos provenientes del gobierno federal sean asignados directamente a los responsables de los menores.
El otorgar los dineros de esa manera puede hacer que la política social se desvirtúe, ya que, como ha pasado con otros programas de asistencia, los padres y tutores utilizan esos ingresos para otros fines y no para el que se destina.
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