Vice, la cinta que muestra cómo Hollywood ignoró el 11/9 y la responsabilidad de Aznar en Irak

Por Mónica Zas Marcos / Marcos Pinheiro

Madrid/Ciudad de México. (ElDiario.es/SinEmbargo).- Al director Adam McKay no le ha temblado la mano al retratar a George W. Bush y a su vicepresidente Dick Cheney en Vice. En la película que el pasado 24 de febrero aspiró a 8 premios de la Academia, el primero aparece como un majadero borracho y trepa que alcanzó los más altos despachos de la administración norteamericana, el segundo como la viva imagen de Satán, y ambos como la dupla responsable de una guerra decisiva para entender la ola de terrorismo y el tablero político actual.

Hollywood siempre ha tenido una relación sincera con el peor atentado de la historia del país y el conflicto bélico que siguió después. Casi siempre lo hace apelando a la fibra emocional, pero también situando a los cerebros y a los peones en el paredón.

El ejemplo indispensable fue Zona de miedo, con la que Katheryn Bigelow se ganó la enemistad del Ejército y obtuvo una merecida estatuilla dorada como recompensa. También Michael Moore se la jugó -aunque no en taquilla- con Farenheit 9/11 examinando los vínculos entre la industria petrolera estadounidense y la aristocracia de Arabia Saudí.

Vice se asemeja a Moore en un tono que usa la hipérbole y el humor para entender una política peligrosa para muchas personas, no solo para los civiles estadounidenses. Cerca de un millón de muertos en tres continentes diferentes es el saldo real del conflicto.

https://youtu.be/fIwbSk5id1c

La película, menos trepidante pero igualmente irónica que The Big Short -el delirante recorrido de McKay por los años de la burbuja crediticia que derivó en la crisis económica mundial- se hace eco de los bombardeos contra los afganos y los iraquíes y de las posteriores consecuencias en Estados Unidos y en Reino Unido, país que fue sacudido el 7 de julio de 2005 por un atentado en el metro de Londres. Era hora punta, 56 personas fueron asesinadas y 700 resultaron heridas.

Pocos días más tarde, Al Qaeda asumía la responsabilidad del ataque terrorista y convertía a Londres en la tercera capital occidental hostigada por su implicación en la invasión de Irak. Vice incluye imágenes de archivo que documentan este episodio, como en las que Tony Blair asegura en la Cámara de los Comunes que los atentados no tienen relación con la guerra.

Mientras el Primer Ministro pronunciaba esas palabras, una fotografía sobrevolaba Estados Unidos, Reino Unido y España: la que se sacaron Bush, Blair y José María Aznar en la Cumbre de las Azores y que dio el pistoletazo de salida a la ofensiva de 2003.

La implicación del país anglosajón en el conflicto queda patente en Vice a través de una representación del vagón de metro donde aquella mañana de julio estallaron tres bombas. Sin embargo, ni rastro de los trenes de Atocha, de la campaña bélica de Aznar ni de su posterior intento de encubrimiento adjudicando el 11-M a ETA. Ni siquiera de su derrota electoral tres días después de la matanza de Madrid.

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