La matanza de Coatzacoalcos y sus causas sociológicas e históricas; un atisbo…

No se ve interés en resolver problema de violencia
- en Foro libre

Por osé Luis Ortega Vidal/

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El suceso resulta como un recorrido por el Infierno de la mano de Dante y la Divina Comedia.

Antes del Purgatorio y el Paraíso, las almas pecadoras son castigadas severamente de acuerdo a la falta cometida.

Hay un lugar para traidores, asesinos proxenetas condenados a sufrir la eternidad; aparecen Satanás, Judas de Iscariote, los asesinos de Julio César el primer emperador romano…

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El hecho debe ser abortado tal cual, crudamente, por su peso social específico: una masacre de 28 personas en Coatzacoalcos, Veracruz, la noche del martes, en el contexto de una violencia in crescendo que ha rebasado con mucho a las autoridades pero no sólo eso; los responsables del gobierno estatal y federal cometen diariamente números pecados…

Entre la avaricia, la soberbia, la envidia. Y fallan al octavo mandamiento de Dios, al mentir.

El Presidente Andrés Manuel López Obrador, un fanático de la honestidad afirmó en la conferencia mañanera de ayer que pediría a la Fiscalía General de la República atraer el caso de la matanza en Coatzacoalcos e investigar la fiscalía veracruzana, a cargo de Jorge Winckler, por haber dejado libre a uno de los presuntos responsable de los hechos en el bar “Caballo blanco”.

¿Quién le hizo llegar esa información al Jefe del Ejecutivo?

Pudo llegarle la ficha desde la FGR, desde el gobierno del estado a cargo de Cuitláhuac García Jiménez o del titular de la Guardia Nacional Alfonso Durazo.

Quien lo haya hizo provocó que el Presidente hiciera el ridículo a nivel internacional porque la noticia trascendió a ese grado y su afirmación también.

En el transcurso del día, se supo que el presunto responsable de la matanza en el bar “Caballo blanco”, Ricardo Romero (a) “La loca”, en realidad estuvo preso y fue liberado julio pasado por autoridades ministeriales federales.

Es decir, AMLO se disparó en el pie y debe haber responsables al respecto.

El tema no es menor porque si a nivel estatal existen fallas en el combate a la delincuencia, la esperanza nos remite al poder federal y sí así ocurren errores de esta envergadura sólo nos resta acudir a la rosa de Guadalupe.

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Años atrás, a propósito de un reportaje para el diario Notisur de Coatzacoalcos, Veracruz, tuve la fortuna de acceder a la tesis de un egresado de la Facultad de Sociología de la Universidad Veracruzana cuya investigación abarcó las zonas marginales de la ciudad.

Recuerdo un argumento central del trabajo académico: el crecimiento demográfico desordenado generado por el boom petroquímico durante las décadas de los 70s y 80s, trajo consigo severos problemas de orden social, socioeconómicos, de marginación y pobreza, de inseguridad, servicios básicos como salud, educación, vivienda, dotación de agua, entre otros.

Sitio histórico con nexos prehispánicos con el mito de Quetzalcóatl -el Dios que habría partido convertido en serpiente emplumada justamente por el río que da nombre y vida a Coatzacoalcos- la ciudad tuvo un súbito desarrollo industrial a partir del Complejo Petroquímico Pajaritos, creado en la segunda mitad de la década de los 60s del siglo XX -1969–

Hablamos de un contexto específico en el país: el sexenio gobernado por Gustavo Díaz Ordaz y el período del “Desarrollo estabilizador”, modelo económico impulsado por Antonio Ortiz Mena.

Aquel fue un modelo capitalista de economía mixta, keynesiana; con participación del Estado y de la iniciativa privada que se arropaba en aquel, en sus magnas obras y contratos y también en un impulso industrial propio pero básicamente en el centro y norte del país.

El sur/sureste mexicano –Veracruz incluido- fue dentro de aquella circunstancia histórica un proveedor de materia prima: agua, energía eléctrica, alimentación, gasolinas, diésel y también productos derivados del gas natural como el polietileno y .en Pajaritos: monómero del cloruro de vinilo, derivados del etileno y el cloro, así como productos de la familia de las olefinas; además de fibras de copolímeros de cloruro acetato de vinilo, e instalaciones para la producción de óxido de etileno.

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Al fin puerto, Coatzacoalcos ha sido desde épocas antiguas un lugar cosmopolita.

La industria petroquímica, sin embargo, lo catapultó como un sitio que se volvió atractivo para la migración a partir del empleo en Pajaritos y los múltiples clústers creador alrededor suyo y de empresas como Agro Nitrogenados, Fertímina, Grupo Industrial Fersur, Celanese Mexicana, Grupo Idesa, Fenoquímia, Resirene, Petrocel-Temex, Canamex, Ecología y Recursos Asociados y Productos Químicos COIN entre otras.

En la década de los 80s se abrieron dos nuevos Complejos: Cangrejera y Morelos; ambos propiedad de la paraestatal Petróleos Mexicanos al igual que Pajaritos.

La Administración Portuaria Integral de Coatzacoalcos vio crecer la demanda de sus servicios y se creó también una zona de muelles de uso exclusivo para el complejo Pajaritos.

Llegó gente de varias partes del país –como ocurrió con Poza Rica durante los años 40s, 50s y 60s del siglo XX-.

También arribaron extranjeros.

El sur veracruzano vivió un boom de industrias oficiales: Azufrera Panamericana (APSA) en Jáltipan; Compañía Exploradora del Istmo en Texistepec; Leche Industrializada Conasupo (Liconsa) en Acayucan.

Obvia decir que éstas y muchas otras empresas del gobierno y particulares generaron cadenas productivas amplias y poderosas.

Los sectores primario y terciario se beneficiaron como nunca por el desarrollo exponencial del sector secundario de la economía.

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La jauja terminaría cuando en 1978 los precios internacionales del petróleo se vinieron abajo y el presidente José López Portillo resultó –amén de corrupto- un pésimo conocedor de las reglas económicas.

Saqueadas las arcas del país por la hoy llamada “mafia del poder” -que en realidad es un grupo de familias favorecidas desde fines de la Revolución de 1910 y constituidas en una oligarquía- en 1982 se llegó al extremo del manejo macroeconómico por parte del gobierno con una torpeza que aún pagamos los días que corren.

Aquel año se expropió la banca y con el presidente sucesor Miguel De la Madrid Hurtado iniciaría el modelo Neoliberal implantado de manera absoluta durante el sexenio de uno de sus ideólogos: el tecnócrata Carlos Salinas de Gortari.

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Volvamos a Coatzacoalcos.

Gobernado por las mafias locales del PRI, el antiguo pueblo de Puerto México resistió su alto nivel de producción industrial hasta fines del siglo XX.

Las consecuencias del exceso, empero, estaban puestas desde que se atrajo gente de más y a la que llegó no se le recibió en forma planeada.

A Coatzacoalcos se le conoce eufemísticamente como la ciudad de las grandes avenidas y como la población con uno de los malecones más grandes del país y el túnel sumergido único en América Latina.

En realidad las grandes y bien trazadas avenidas abarcan una parte del centro de la ciudad.

Fuera de ello, vive más del 70 % de la población y la mayoría ocupa las colonias populares creadas mediante la industria de la invasión; surgidas sobre pantanos o a un costado de los arroyos de drenajes a cielo abierto.

La gente pobre, marginada, que fue desplazada por los nuevos ricos o no alcanzó parte de la repartición del boom petroquímico, habita en el terraplén y decenas de colonias; en la Pancho Villa o la López Mateos, popularmente reconocidos como los asentamientos más peligrosos de Coatzacoalcos.

Junto al río Calzadas, una zona conurbada con el municipio de Cosoleacaque al que pertenece a su vez el Estero del Pantano; zonas de pobreza extrema.

El malecón, extenso como pocos, alcanzó a colonias que no cuentan con drenaje, agua, ni luz.

A estos vecinos de la paradoja -vivir junto a un lujoso malecón sin contar con servicios básicos- los alcanzó la caída del boom petroquímico y el crecimiento del crimen organizado.

La mafia ha estado en esta ciudad del sur veracruzano desde siempre.

Ahí vivió –narra Ricardo Ravelo en uno de sus libros- Osiel Cárdenas Guillén (a) “El mata amigos”.

Cárdenas Guillén fue líder del cártel del Golfo y creador de “Los Zetas”, ex militares a quienes corrompió para convertirlos en su guardia personal.

Encarcelado Cárdenas Guillén los zetas siguieron trabajo para el cártel del golfo hasta que se separaron para manejar su propia estructura y llegaron a Veracruz durante el sexenio 2004-2010.

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El infierno que hoy vive Coatzacoalcos y el sur de Veracruz entero, cuenta con sus contextos locales y regionales.

No podemos entender a Coatzacoalcos sin pensar en Nanchital, la corrupta sección 11 del sindicato petrolero, la clase política podrida que manejo Ayuntamientos, diputaciones, secretarías del gobierno estatal, delegaciones federales…

Sin tomar en cuenta la complicidad antigua y renovada con el crimen organizado…

Sin referir a las historias particulares de los municipios vecinos donde las industrias oficiales fueron cerradas de tajo por el Neoliberalismo de Carlos Salinas de Gortari y la voracidad insaciable de su hermano Raúl, registrado alguna vez en Cosoleacaque, Veracruz, con nombre falso para escapar de la justicia.

El Cártel de Jalisco Nueva Generación hace su aparición durante el sexenio 2010-2016; he ahí un elemento más para bucear en la historia que antecede la masacre cuya noticia dio la vuelta al mundo.

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La matanza ocurrida en el bar “Caballo blanco” la noche del martes es resultado –desde una variable, de muchas-  de dos fracasos históricos, ambos macroeconómicos: el del modelo estatista de José López Portillo y el neoliberalismo de Carlos Salinas de Gortari.

A lo largo de décadas se dio vida a la gasolina que durante las últimas décadas el gobierno, la clase política, la corrupta clase empresarial, la sociedad displicente, los sectores descuidados, hambrientos, codiciosos, rencorosos, suicidas, deshumanizados de la clase marginal a la que el crimen organizado atrae con una facilidad que nadie fue capaz de prever, tradujeron en la violencia padecida hoy.

Todo ello aparece alrededor de una masacre dantesca, con 28 víctimas mortales, con un video abominable del degollamiento de dos individuos también en Coatzacoalcos.
Todo ello aparece alrededor de una coyuntura política sin precedente.
El PRI provocó todo esto y no se pueden justificar sus atropellos por el hecho de que ya no gobierna

El PAN alimentó la caída del país y de la entidad y su ausencia del poder tampoco se traduce en justificante alguno

La izquierda heredó la atroz problemática y da visos no solamente de no poder solucionarla sino de causar su crecimiento cada día.

Es -como hemos analizado en una serie previa de artículos- un tema de contextos, coyunturas y estructuras actuales que se conectan con sus pares históricos,

Ocurre que de pronto todo se oscurece, nadamos en ríos de sangre, y la democracia en pañales de que gozamos no es suficiente frenar esta guerra.

Empero debemos fortalecerla porque todos los caminos de posible solución conducen a ella o parte de su seno. CONTINUARA.

 

Comentarios

  1. ¿Y por qué nadie le ha preguntado al corrupto alcalde de Coatzacoalcos las razones por las que le permitieron funcionar al bar sin una salida de emergencia que hubiera permitido salvar su vida a muchos?
    ¿Cuánto recibió Protección Civil de Coatzacoalcos por dejarlos funcionar sin las medidas pertinentes?
    Claramente por una puerta trasera o mínimo hacia alguna azotea hubieran podido salir a respirar al menos.

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