Transformación de cuarta para ciudadanos de quinta

Con respeto y admiración para los compañeros que dignifican nuestros derechos al no quedarse callados; pie de foto a solicitud de los que envían el escrito/
- en Foro libre

Maestroinconforme/

Comenzando diciembre, un mes mágico y de esperanza, donde uno piensa en cumplir todos aquellos deseos materiales o espirituales, no he dejado de pensar en lo que he deseado con tesón todo el año, y en realidad desde hace varios años: sentir seguridad en donde me encuentre, espacios públicos en óptimas condiciones, cultura accesible para todos, confiar en que llegaré a descansar a casa terminando la jornada de un trabajo que me permita brindar a mi hogar lo necesario para vivir dignamente.

Quisiera no tener que leer en redes sociales más que notas de asesinatos, desapariciones y violaciones de hombres y mujeres al por mayor, la marginación y desigualdad económica que no disminuye y carcome a más de la mitad de la población. Impunidad e injusticia a niveles de ficción.

Uno se quiebra ante los testimonios, ante los detalles, ante la indiferencia. Uno no puede vivir con calidad cuando irremediablemente se aferra al deseo diario de la mañana de «ojalá que esté día no sea yo»: no sea yo asaltado, violentado en mis derechos o integridad, despedido, mal pagado, secuestrado o asesinado.  Hay que tener mucho estómago o bien ser totalmente indiferente ante las situaciones tan terribles que a diario se viven por el grado de violencia al cuál se ha llegado, una ola de peste moral que muestra la cúspide de los vicios de nuestra sociedad. Uno apela más a una plegaria que a la capacidad de las leyes y las personas que sirven en materia de seguridad y de justicia para que el problema encuentre solución. La confianza y legitimidad de las instituciones se encuentra rota y hueca y pareciera que no tiene ni tendrá fin.

Aún ahora, en medio del desastre, mi convicción continúa creyendo que la mejor estrategia siempre fue, es y será la educación. Incluso es hasta consigna orgullosa del gobierno actual. Un pueblo culto es tierra de horizontes más amplios, opciones, posibilidades, poder para el bien.

Apreciable señor gobernador, usted es profesor igual que yo, sabrá entonces que la imagen de la profesión en los últimos años ha sido duramente golpeada; el profesor era una figura de autoridad, un personaje que servía de ejemplo moral y liderazgo, así era, al menos hasta hace unas décadas; sin embargo nuestro trabajo hoy día no solo tiene que sobrellevar tiempos difíciles donde la comunidad se ha vuelto insensible ante el enorme compromiso de nuestra labor,  además  de los peligros surgidos del declive moral, el profesor batalla contra las propias decisiones de las autoridades, institucionales y sindicales, que burlan su quehacer diario, sus derechos y su bienestar. En octubre se avaló una nueva norma que supone el bien mental del trabajador como parte de las obligaciones del patrón, no pude evitar reír cuando leí el titular pensando «no alcanzaría el dinero para las indemnizaciones y demandas que los sectores de educación tendrían que cubrir con los terriblemente estresados y maltratados que tienen a la mayoría de los maestros».Me incluyo y lo afirmó no como mártir sino como víctima con legitimo derecho de denuncia.

Hace un año ya de la llegada de la «revolucionaria» cuarta transformación, gran celebración y baile en el zócalo. Miles de paleros políticos come cuando hay festejando, esos que eran rojos, azules y amarillos pero hoy formar parte de la incorruptible 4T, pero con más cola que las ratas de las alcantarillas de mercado. Lo único que he visto -tristemente-  en este año es que sin importar el partido político, las costumbre del nepotismo y mesianismo parecen un círculo vicioso que dirige impune y negligente a un país completo, víctima de la incompetencia. Es indignante conocer el grado de descomposición de las estructuras que deberían servirnos pero siguen siendo  charolas de dádivas

Hace diez años me sentía como un ciudadano de tercera, hoy día con este gobierno «del cambio» me he sentido un ciudadano de quinta. El trato mediocre que brindan las instituciones del estado al magisterio  y la población en general es verdaderamente indignante. El gobierno ha sido más bien de aquellos que llegaron a cambiarlo todo para que, a final de cuentas, siguiéramos igual.

¡Tremenda equivocación!

MORENA pecaría de soberbia si cree que llegó al lugar donde está por si solo, es -o era- una visión social compartida, una esperanza dentro de lo justo y cabal, jóvenes estudiantes, profesionistas jóvenes y maduros, gente mayor en plenitud que confirmó -en el trayecto de la experiencia- la necesidad de un cambio estructural, tras años, décadas de falsas promesas y violencia en todas sus formas. Fue el voto del hambre, el hambre de justicia social, de progreso negado, el empoderamiento de una sociedad informada sobre la realidad de su país y con mayor conocimiento de sus derechos políticos y el poder de estos.

Creo que no miento al asegurar firmemente que en el medio de esa multitud de hambrientos que coadyuvaron al triunfo del partido «opositor» el año pasado, fueron precisamente los maestros desde sus trincheras quienes ayudaron y reforzaron esa esperanza de un México mejor. El maestro que conoce de cajón y a diario mira el hambre y la carencia en las familias de sus alumnos, que trabaja en condiciones precarias, que mira de cerca en las comunidades las necesidades urgentes, que escucha las quejas de alumnos y aún más las de los padres ante la precariedad de los salarios, ante la injusticia y pobreza; el maestro que sufre las disposiciones administrativas abusivas de dependencias federales y estatales y también aquellas por parte de sindicatos charros que continúan haciendo negocio con todo aquello que se pueda, aunque se curen en salud y digan que apoyan las reformas.

Los líderes sindicales siguen siendo sólo un eslabón de manejo de acarreados que trabajan al son que les toquen con tal de no perder los beneficios particulares para el pequeño grupo selecto de su estructura. ¿Cómo se atreven a decir nuestras autoridades que la educación es el vehículo de transformación mientras a los trabajadores del ramo los tienen sin salarios dignos o en tiempo? El dinero se convierte en caballo jineteado a diestra y siniestra vulnerando la seguridad económica y el patrimonio de los trabajadores. Cuándo uno dice que es maestro inmediatamente mucha gente tiene la falsa idea de que uno goza de bastante privilegio, buena paga y en tiempo. Es vergonzoso tener que estar a disposición de los deseos de las autoridades que generalmente ante la incompetencia de la administración de los recursos, nos hacen ver con angustia el día a día sin la seguridad de percibir o no nuestro salario, ya ganado. Esto no es exclusivo del estado, pero en dónde quiera que suceda es una situación humillante, una violación a nuestros derechos cómo trabajadores. Maestros sin sueldo de meses e incluso años, mientras mañosamente los sindicatos mueven el papeleo a conveniencia de intereses de sus allegados.

Este año particularmente me llamó la atención del caso de la institución a la que me enorgullece pertenecer: COBAEV. Ha sido periodicazo tras periodicazo, y a nadie parece importarle: aviadores, hijos de líderes sindicales en nómina con sueldos que ni docentes con décadas de trabajo han podido lograr, retrasos en pagos, nula aplicación de la reforma de acuerdo a los lineamientos de meritocracia, sin pagos de estímulos o convocatorias de promoción desde hace años. Docentes evaluados y con resultados sobresalientes y destacados sin reconocimiento monetario de acuerdo a las disposiciones de la antigua reforma, el K1 para algunos profesores de básica. Los delegados o representantes regionales haciendo negocios para otorgar plazas, horas, prestaciones a las que por derecho pueden acceder los trabajores. Las innumerables quejas respecto al ineficiente ejercicio de las nuevas autoridades institucionales que sin duda se encuentran ya coludidas en un matrimonio a conveniencia con las autoridades sindicales. En fin, una verdadera vergüenza.

Señor presidente Andrés Manuel López Obrador, señor gobernador Cuitláhuac García, somos empleados del estado, así como ustedes, líderes comunitarios, trabajadores incansables en beneficio del pueblo, no olviden sus promesas y compromisos con la ciudadanía, no se duerman en sus laureles, nosotros estamos en la mejor disposición de colaborar con una transformación real y estructural para la patria, pero no cuenten con mi voto en la siguiente vuelta si es que la arrogancia y fiebre de poder los hace ciegos y sordos ante lo urgente. La gran mayoría somos docentes por convicción, por una misión de fondo social y por el amor a nuestro país y nuestra gente, pero de amor a la camiseta no vivimos, cuando ustedes tengan pagos retrasados de meses o años, cuando a ustedes les paguen cuando quieran y no cuando deban de acuerdo a la ley entonces me hablan de amor a la camiseta.

¡No mentir, no robar, no traicionar al pueblo!

Recuérdenlo, porque en esta década México es y será de las generaciones que sí tienen memoria y criterio para exigir justicia. Porque el pueblo ya despertó, el pueblo ya no tiene miedo, porque el pueblo merece la grandeza histórica negada y arrebatada por corruptos y maloras.

Porque gracias a la gente que se fleta a diario ante la adversidad este país no se ha ido al caño. Y es por todos ellos que exijo justicia social, económica y politica, porque sí se puede. Porque para eso, nosotros si, les  estamos pagamos….

 

 

 

 

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