Condena la arquidiócesis de Xalapa violencia y cultura hedonista que promueve explotación del cuerpo de la mujer

La mujer no es un objeto sexual, condena la iglesia católica el uso de la cultura hedonista en México

Xalapa, Ver.- La arquidiócesis de Xalapa condenó la violencia que existe en el país en contra de la mujer y la cultura hedonista y comercial que promueve la explotación sistemática de la misma, induciéndola a caer en ambientes de corrupción y hacer un uso mercenario de su cuerpo. También denunciamos la imagen parcial de la mujer que desea imponer la ideología de género, exaltando falsas libertades y falsos derechos. La mujer está llamada a desarrollarse integralmente como persona, debe reconocérsele todas las aportaciones que con su ingenio, destrezas y habilidades ofrece a la sociedad.

En su comunicado, en el marco del día internacional de la mujer dice: A través de este comunicado,  queremos expresar nuestro reconocimiento, respeto y admiración a todas las mujeres quienes con su femineidad contribuyen en la construcción de nuestra sociedad. La mujer desarrolla un papel muy importante en el mundo como persona, madre, educadora, transmisora de la fe, empresaria y servidora pública, entre otras tantas funciones que la mujer desempeña.

«No faltan los obstáculos y dificultades que impiden a la mujer insertarse en la vida social, política y económica; sigue habiendo discriminación en su rol de ser mujer y de ser madre, de ser emprendedora y desempeñar un servicio público.

Entre estas luces y sombras que se tejen en torno a la figura femenina, deseamos además unirnos en oración como comunidad cristiana para pedir por el cese de la violencia en México, oramos de modo especial por todas las mujeres que han sido asesinadas o desaparecidas o que son víctimas de algún tipo de violencia.

Que nuestro país sea un lugar de oportunidades para que la mujer pueda desarrollarse ampliamente, sin menoscabo de su integridad, en su papel de ser madre, esposa, empresaria, servidora pública, educadora y constructora de la sociedad. Que las mujeres puedan disfrutar también de los espacios públicos sin experimentar miedo a ser acosadas, agredidas o violentadas. Que la mujer sea respetada, reconocida y promovida en todo el arco de la existencia.

Desde la óptica de la fe (Cfr Gn 1, 26-2, 25) la mujer ha sido creada con la misma dignidad del hombre, es una criatura salida de las manos de Dios, hecha a su imagen y semejanza. Ella está abierta a la trascendencia, dialoga con su creador, a ella también se le ha entregado el dominio de la creación.

En su tarea de madre, la mujer es el signo natural de la fecundidad de Dios en el mundo. Gracias a la mujer, la vida humana sigue llegando al mundo; “ella es la puerta de la vida por la que Dios entra al mundo”. Es siempre la mujer la que concibe, la que lleva en su seno y da a luz a los hijos. Esto no se reduce a un simple hecho biológico sino comporta también una serie de aptitudes espirituales propias de la mujer con las que enriquece y embellece la vida del ser humano.

La misión de la mujer no se reduce sólo al rol de la maternidad, ella también ayuda a crecer al ser humano, contribuye en su formación y lo enriquece; la mujer además de ser madre es maestra de la vida. La mujer acompaña y ayuda a los hijos para que pasen de ser creaturas dependientes a convertirse en personas autónomas y maduras.

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