Familias de Playa Vicente encaran a funcionarios de la Comisión Estatal de Búsqueda; «también queremos que busquen a los nuestros»

Tanto la Fiscalía General como la Comisión Nacional de Búsqueda, la CEBV y el Consejo Estatal Ciudadano de Búsqueda de Desaparecidos no están laborando por la emergencia,/Plumas Libres

Xalapa Habitantes de Nuevo Ixcatlán reclamaron a la Comisión Estatal de Búsqueda (CEBV), y a la Fiscalía General del Estado, el que no estén haciendo nada para investigar los restos humanos dentro de las fosas de Playa Vicente.

Este reclamo lo hicieron ayer después de enterarse de la presencia de personal de estos dos organismos, realizando la búsqueda de una persona desaparecida en las inmediaciones de la localidad de Monte Verde, en el sur de Veracruz.

Las víctimas viajaron desde Ixcatlán, hasta Monte Verde para encarar a los servidores públicos, pues se supone que las búsquedas están canceladas por la contingencia del COVID-19.

Tanto la Fiscalía General como la Comisión Nacional de Búsqueda, la CEBV y el Consejo Estatal Ciudadano de Búsqueda de Desaparecidos no están laborando por la emergencia, y las y los integrantes de los distintos colectivos de búsqueda de personas desaparecidas desde hace varios meses están sufriendo porque no pueden salir a buscar a sus seres amados, ya que así lo están ordenando las autoridades, y ellos han sido respetuosos de la ley.

Sin embargo, desde el lunes pasado, en inmediaciones de San Juan Evangelista, se realiza la búsqueda de personas desaparecidas en medio del  hermetismo.

El convoy de funcionarios que integran esta búsqueda, suma unas 50 personas aproximadamente, entre elementos de Fiscalía y autoridades que les dan seguridad, lo que contraviene los lineamientos a seguir para evitar contagios por el COVID-19, que actualmente cursa su etapa más crítica en el estado.

Sin embargo, personas con hijos desaparecidos en Nuevo Ixcatlán, municipio de Playa Vicente, viajaron a esa zona para encontrarse con los servidores públicos cerca de Monte Verde, y hacerles la petición de que se pasen a su zona, relativamente cerca, a apoyar en los trabajos para encontrar a sus familiares.

En  ese lugar solo fueron atendidos por integrantes de la Comisión Estatal de Búsqueda, a quienes les exigieron que si están realizando búsqueda en la zona, también deben pasar a Playa Vicente a destapar las fosas donde posiblemente lanzaron a sus hijos después de que la delincuencia los levantó.

Las madres también alzaron la voz porque han pasado muchos días sin que se tengan noticias de esos trabajos, y tal pareciera que el gobierno le apuesta la impunidad.

Las víctimas, que pidieron mantener el anonimato, ante el temor de las amenazas que han tenido de la delincuencia que se llevó a sus seres amados, alzaron la voz para ser escuchadas, pues les parece de muy mala calidad humana que solo se esté buscando a una persona, cuando en Ixcatlán son al menos 40 casos de desaparecidos entre 2017 y finales del 2020 a quienes no se está atendiendo.

La crisis de desaparición de personas comenzó cuando Ernesto Herrera Uriarte, alias «El Burro», se hizo operador de la delincuencia, concretamente para una célula del grupo Los Piñas, lidereado por los prófugos Jacinto y Alberto Rodríguez, alias Los Piñitas.

Ernesto Herrera Uriarte era agente municipal de Nuevo Ixcatlán, desde donde coordinaba el secuestro, robo y venta de gasolina robada, así como el cobro de cuotas y hurto de ganado, para Reinaldo Patiño López, alias “El Pelón” o “El Quemado”, lugarteniente de Los Piñas abatido por la Fuerza Civil a mediados de febrero pasado en Isla.

El Burro hizo a un lado sus labores de cuidar y velar por el pueblo como servidor público, al grado de asumirse en un narco agente municipal que tableaba a los ciudadanos cuando lo interpelaban durante las audiencias públicas.

«Quien le llevaba la contraria, amenazaba que él tenía una tabla para darles de tablazos, no había derecho a opinar«, cuenta uno de los afectados.

El Burro y su pandilla son señalados de ser artífice de numerosas desapariciones de agricultores, ganaderos y jornaleros indígenas solo porque no querían colaborar con su organización, o por venganzas.

Tanto en Ixcatlán como en numerosos poblados de esa región, los afectados temen que sus seres amados estén enterrados en las fosas de Playa Vicente, las que hoy la autoridad no quiere investigar.

El dueño de esos ranchos, Humberto Andradre Salim, alias Cacahuate, quien se preciaba de su amistad y cercanía con los delincuentes del cártel de Los Piñas, y antes lo hacía con su finado compadre, Leonardo Hernández, el Brujo, se pasea tranquilamente por calles de Playa Vicente sin ser molestado por la autoridad, mientras en el lecho de sus predios son docenas de personas quienes están enterradas mientras sus familias sufren por no poder salir a buscarlas.

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