La encrucijada norteamericana

NO podemos decir que nos da igual quién gane en E.U. Con Trump ya nos va como en feria.
- en Foro libre

Por Inocencio Yañez Vicencio.

Hace varios años que tuve la oportunidad de internarme en la historia de los Estados Unidos (  Tocqueville, Bryce, Laboulaye…) pude apreciar las enseñanzas  de su construcción, sin compartir la apologética descripción que hace de su revolución Hanna Arendt, que admiro pero no asumo esta visión  y que aún cuando no  creo que sea correcta su propuesta de vaciar de contenido social la política  es más atinada que la Weberiana que la hace gravitar en torno a la lucha por el poder

Sin caer en el historicismo( Pepper) creo que la historia puede ayudar a comprender muchas conductas. No sólo fuera de la Unión Americana sino dentro de su mismo territorio muchas personas no tienen la menor idea de lo que significa para ellos  tener armas. Solamente hurgando  en su historia puede comprenderse. No es cualquier cosa, poseer armas para ellos esta asociado a su libertad , a su individualismo y a su concepto de Estado. La ven como un derecho natural para sobrevivir en la jungla de que partieron.

Es cierto que ellos no trasplantados instituciones feudales que en su país de origen ya estaban de salida cuando decidieron mudarse a estas tierras, pero sus reglas y el fundamento de estas  eran lo que traían junto a su arma para asegurar su sobrevivencia. Es cierto que al arribar eligieron a sus autoridades civiles y religiosas pero sabían que antes que nada dependían de su individualidad. Es una nación que ni antes ni ahora esperan prácticamente nada del Estado. Hasta la fecha, en su literatura prácticamente funden gobierno y Estado. Ven el Estado en su dirección política. Para ellos debe intervenir lo menos posible. Históricamente lo han utilizado de manera proteccionista.  Cuando han acudido a políticas  sociales, lo han hecho igual que la derecha lo hizo en Inglaterra y en Alemania en el siglo XIX,  para desactivar el movimiento obrero.

En este contexto cuando  Trump propuso, no por inteligente o bien asesorado sino porque él era un miembro de los grupos que defienden su derecho a tener armas, no tocar ese derecho, se potencializo, porque cada familia norteamericana tiene armas y no  esperan que el Estado no los va a cuidar ni les diga  si deben o no poseer armas. Los meses previos a las pasadas registraron varios hechos de sangre en Estados Unidos que llevó a algunos colectivos a a pedir restringir el uso de armas, lo que llevó al Partido Demócrata a secundar ese reclamo, no así a Trump y al Partido Republicano.

Si los demócratas hubieran ponderado el origen del derecho de los norteamericanos a tener armas, no hubieran abierto boca sobre ese tema. Un defensor de ese derecho, como era y es Trump, sólo se dedicó a capitalizar la inocentada de sus rivales. Su promesa de levantar un muro en su frontera sur,  con cargo a los mexicanos, no fue más que una recepción a las respuestas que en Europa se daban a las olas de inmigrantes,  con el agravante de que cualquiera que ha estado en Estados Unidos puede darse cuenta del desprecio que tienen hacia el mexicano y latino. Tuvo la suerte Trump de tener en Amlo un presidente que como nunca pusiera el aparato policiaco y militar para detener el flujo de mexicanos y centroamericanos hacia los Estados Unidos, haciendo este dique humano las veces de muro y de una tercera frontera, con cargo al presupuesto nuestro. Si bien la promesa del Muro viene de las entrañas gringas, no fue lo que esa nación esperaba, por mucha que haya sido la ayuda que recibió de López Obrador.

El proteccionismo de Trump perjudicó a países como México, pero no pudo llevarlo muy lejos, porque en países soberanos el lugar que dejaba lo ocupaban los chinos.

En un país que fue fundado por una religión que sostiene que el éxito en esta tierra es el boleto para entrar al reino de los cielos, está de sobra decir que el hecho de que Trump sea uno de los hombres de los Estados Unidos, le favoreció  para ganar hace cuatro años la Presidencia.                          Como todo populista, además,  se ubicó fuera de la política.  Con la máscara de no político se dedicó a atacar a los políticos.

Este tipo de individuos capitaliza  las toneladas de excremento que todos los días  y a toda hora se lanzan en contra de los políticos por la televisión, la radio, el internet, la prensa, el cine, el teatro, la literatura…por los barones del dinero que pensando en anular al poder político pensaba  ocupar  esos espacios, sin preveer que otros más vivales que ellos cosecharían  lo que los grandes capitales sembraron. Siguiendo  el evangelio populista, dada su orientación de derecha, dividió a la sociedad entre clase política corrupta y pueblo,  que son todos los que están fuera,  los que no pertenecen a la clase política.  Justamente  como lo señala Ernesto Laclau, de la larga lista  de problemas económicos, sociales, políticos,  culturales ; eligen unos diez. De esos diez, uno debe hegemonizar. Aquí lo hizo Amlo con la corrupción.  Trump con la inmigración.  Claro. Esto no es mecánico.  La receta debe tener flexibilidad. Para que el catálogo tenga éxito es necesario que esas banderas no hayan sido en todo o en parte sustantiva, atendidas por el gobierno en turno, para que calen y tengan seguidores.  La bandera globalizadora se abre paso en la medida que  toque más que la razón, las fibras sensoriales.

Este día en Estados Unidos las cosas no variarán  mucho, porque Trump tiene una propuesta que representa historia y sentimientos muy acendrados, pero lo suficiente para echar de la Presidencia al populismos  racista, que  no  cuadra con  las ínfulas moralistas y obstaculizan  su legitimidad libertaria y demócrata.

No podemos decir que nos da igual que gane quien gane. Así  como una vez gracias al triunfo de las fuerzas del norte, antiesclavistas  no se ratificó el maldito tratado MC Lane- Ocampo, impuesto a punta de pistola,  hoy esperamos que no gane Trump para, aún sabiendo que los yanquis nos seguirán saqueando, podamos ponerle el freno que otro tiempo tuvo aquí la DEA  y dejemos de utilizar nuestro presupuesto para impedir que nuestros hermanos centroamericanos lleguen a territorio norteamericano  y recorremos un poco de la dignidad que hemos perdido  con el testaferro de Trump.

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