Los huérfanos de Trump 

Un gran huérfano de Trump con todo lo que implicará para México su necedad de no reconocer el triunfo de Biden
- en Foro libre

Por Inocencio Yáñez  Vicencio

Días antes del martes tres de noviembre, Sanders Bernie, advirtió que era muy preocupante  que Trump  se apoyara  para  hablar  de un fraude en que  había había  estados de la Unión Americana  como Pensilvania, Michigan, Wisconsin y otros que recibirían primero los votos apersonados  y después  los votos por correo  y que en virtud que tradicionalmente  los republicanos acostumbran  presentarse a votar y los demócratas  en esos lugares generalmente votan por correo, en la noche del día de las elecciones apareciera ganando Trump y al amanecer del día  siguiente , estuviera adelante Biden, como sucedió,  pero esto fuera tomado por el abanderado del Partido Republicano, que no obstante esperar esa voltereta, diera rienda suelta  a sus planes de victimizarse,  con el propósito de provocar un reclamo generalizado de fraude, con el objeto de doblar sino a los jueces si a la Suprema Corte de Justicia, donde previamente a nombrado incondicionales , sin importarle  el daño a la credibilidad y legitimidad  del sistema

Estados Unidos tiene un sistema electoral indirecto, de segundo grado, que no es tan indirecto como el que propuso Sieyes. La política  es credibilidad, dijera Burke. Por eso los enemigos de la política siempre le apuestan a la desconfianza. Los que quieren suplantar al pueblo en la toma de decisiones  de la nación,  lo primero que buscan es minar la confianza en las instituciones del Estado, sean oligarcas o aventureros. De alguna manera todos los que sin escrúpulos han culpado a la política y a los políticos de todos los males que sufrimos sin hacer distingos entre política  y seudo política, entre políticos auténticos y traficantes de la política  contribuyeron a que  la ciudadanía haya dado este salto al  vacío a favor del populismo.

La se ocupa  de resolver los asuntos comunes, no podemos seguir llamando política  a cosas que nada tienen que ver con el interés común y por lo tanto político  es el que trabaja para bien de la comunidad, por lo que una persona que por mucho que se presente como político si no trabaja para el interés general o se desvió de él,  además de farsante es un delincuente. Así como los zapatos sólo los puede remendar un buen zapatero, nuestras instituciones sólo las puede dirigir bien un buen político. Todo lo contrario es una patraña. Dice Weber que las cualidades de político no se adquieran en ninguna universidad pero también dice que únicamente preparando en los parlamentarios y partidos podemos generar la clase política,  capaz de sacar adelante a un Estado. Necesitamos políticos,  sólo  que buenos políticos.

Los aventureros de la política curiosamente aparecen renegando de la política porque no creen  más que en sus designios mesiánicos.  Andrés Manuel López Obrador no se salió del PRI rechazando su ideología, vamos ni siquiera una supuesta corrupción, se salió porque creía que el debía ser candidato al gobierno de Tabasco y fue otro. Cuando pierde la contienda constitucional contra el candidato de su  antiguo partido, se llama a robado, reclama fraude  y así lo hace en todos  los procesos electorales en que participa para quedar como víctima del sistema, inclusive en la contienda en que gana la presidencia dice que ganó a pesar del fraude.

Llamarse a robado  le permitió presentarse como víctima del sistema y colocarse fuera de la política. Es obvio que si el hubiera reconocido su derrota electoral  nunca hubiera llegado a la presidencia, porque hubiera podido verse como un enemigo del sistema ni mucho menos como un antipolítico.  No es casual que los enemigos de la política  y que algunos sinvergüenzas que quieren alabar su atroz pasado llamen a sus partidos, movimientos para desde ahí hablar mal de los políticos,  y lo más  grave, que las autoridades electorales se los permitan.

Tiene mucha razón Giovanni Sartori cuando dice que el mayor problema es que hoy la democracia se ataca en su nombre. Alemania en 1949, con la Ley Fundamental, trata de cerrar las rendijas que la Constitución de Wimar dejó abiertas al totalitarismo. Los demócratas del mundo deben aprender de una vez por todas que decir democracia es reglas. Llama la atención aquí que la vocera oficiosa de Amlo, Carmen Aristegui  haya puesto el grito en el cielo porque televisoras norteamericanas cortaron la transmisión del discurso de Trump,  bajo el argumento de que no se apegaba a la verdad, en ejercicio de su función  de contrapeso al abuso del poder. Falta mucho más.  Los congresistas deben proceder inmediatamente a cancelar las puertas que hicieron posible la irrupción al poder político  de un enemigo de las instituciones  republicanas y democráticas,  si no quieren terminar balcanizados. Trump se va, pero queda abierto el camino para todos aquellos que quieren reemplazar al pueblo en la toma de las decisiones del Estado.

La mejor forma de cerrarle la puerta a los enemigos de las instituciones republicanas y democráticas  es empezar por no permitir que se llame política a lo que no tiene que ver con el interés común ni que dejando los asuntos políticos en gente formada en la ganancia personal o en el aventurerismo mesiánico.

La división social no puede circunscribirse a clase política y nosotros pueblo, porque oculta la explotación  y sirve para exacerbar  un asistenciales que al pasar de las instituciones a algún iluminado  que reparte directamente las limosnas, nos convierte de ciudadanos a súbditos para garantizar el voto que lo perpetúe en el poder.

La orfandad  no únicamente le ha impedido a Amlo felicitar a Biden sino que hoy en Tabasco vimos que fue tan duro el trastorno que le produjo que su declaración a favor de ese estado lo hizo como un cooptado por los aliancistas  que piden que la federación les regrese lo mucho que le ha quitado a esa entidad, que si Cuitláhuac fuera consecuente, hoy mismo estaría también pidiendo que la federación le devuelva la parte del petróleo que ha extraído desde los tiempos de La Faja de Oro.

Mucho es lo que los norteamericanos tendrán que hacer para exorcizar  el populismo que tanto daño hizo a sus instituciones  como los mexicanos tendremos que trabajar a Morena, que en nombre del pueblo destruyen el tramo avanzado. Los populistas siembran desconfianza y mandan al diablo a las instituciones, justamente porque quieren sustituirlas por un poder personal, regresándonos a la etapa tribal, donde todo proviene del jefe de la tribu. La política es mediación o no es política.

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