No se debe desdeñar el periodismo local/ Tras Telón

Con la periodista Leticia Urbina
- en Opinión

Tras telón/Jorge A. González

Ojeando mi cuenta de facebook me encontré con una nota que compartía una querida amiga que más adelante mencionaré.

La nota más o menos decía: No debemos desdeñar al periodismo local. Y eso arrastró de inmediato mi memoria a un recuerdo especial en mi vida profesional.

Fue una noche fresca en la Ciudad de México, en uno de los salones del hermoso Hotel Imperial, el día en que tres experimentados periodistas aludían a la importancia del periodismo local.

Para algunos, se piensa al periodismo nacional como la máxima meta para llegar a las redacciones en el centro del país, pero siendo honestos, después de aquella ocasión y reflexión, dejó de ser una prioridad para un servidor.

Y es que se ha llamado en su momento al periodismo del interior de la República como el periodismo de provincia, a veces en tono de menosprecio.

Al final de cuentas, creo que el periodismo se hace bien y se hace mal en todas partes del mundo. A los periodistas sí los forja la academia, la experiencia y los años; la geografía no es irrelevante pero tampoco es determinante.

Pero no somos tan distintos a los periodistas del centro del país. Muchos dependen de algunos factores, por ejemplo de sus ambiciones y sueños, muy válidos.

Están a quienes les gusta el estatus que da el medio (los reflectores) por unos cuantos pesos o por nada. Los de la remuneración -más o menos decentes- por tus conocimientos de la profesión, o el dinero fácil por trabajo no tan serio. Los apasionados, los de convicciones, y los que ganan para comer.

Pero si partimos de hacer buen periodismo, se puede hacer en cualquier parte del mundo, las herramientas están en la capacidad de analizar el momento, la información y en dónde encontrar la noticia.

El desprecio por el periodismo local viene de parte de quienes dirigen los medios y de los mismos compañeros del llamado centro del país.

Y recordé a mi estimada maestra de periodismo Leticia Urbina Orduña, que era justamente en lo que coincidíamos, ya hace varios años (2010) en la presentación de nuestro libro “Recuerdos y Recuentos Periodísticos”.

Y es que nunca imaginé que mi trabajo en el periodismo cultural, terminaría no sólo en una conversación sobre el contenido del volumen, sino como un buen un ejemplo para aludir al centralismo periodístico.

Allá en el hotel Imperial, entre esas cortinas color verde olivo, abordábamos el tema junto con los periodistas y escritores Ariel Gonzalez (Editor de Cultura de Milenio), Humberto Musacchio (historiador y periodista), y Urbina Orduña, catedrática de la UNAM-ACATLÁN. 

Llegamos a la conclusión al recordar cada una de las intervenciones, que no debemos despreciar el periodismo local y el micro-local. Es más, tendríamos que comenzar por ahí, desde dentro hacia afuera.

Todas las historias nos llevan a una parte del país,porque la historia nos remite a quienes soñaron en vivir en la gran ciudad.

El pasado sí es importante, le da significado a muchas cosas, comenzando por nuestras costumbres, creencias y calidad humana a donde quiera que vayamos.

Mucho de nuestro país, de nuestra riqueza cultural intangible se trasladó en su momento junto con las personas, a la ahora Ciudad de México.

Me atrevo a decir que una parte importante de la problemática social del país, se entiende mejor desde el interior de la República que visto desde el altiplano.

Hoy la dinámica es limitada. Los medios nacionales (mal llamados así sólo por su ubicación geográfica) tienen corresponsales en los estados.

Esos corresponsales cubren los entidades y bajan a los municipios según lo que consideren relevante y digno de salir en cadena nacional.

Las circunstancias han obligado a los periodistas a voltear un poco a los estados y municipios, sin dejar de privilegiar el centralismo.

Y desgraciadamente un factor que ha logrado llamar la atención del periodismo nacional al interior del país no es más decoroso y  presumible: la violencia. Donde ahora se anida la delincuencia organizada.

Los medios “nacionales” han visitado fosas clandestinas, hablado con madres de desaparecidos; indagando en asesinatos de periodistas, feminicidios, jóvenes desaparecidos, alcaldes asesinatos, entre otros.

Creo que a los periodistas de a pie, los del interior del país, la realidad nos ha golpeado como una cachetada, y parece que tenemos más quehacer aquí en nuestro municipio, con nuestra gente, que en el centro del país.

Hablo de afrontar la cobertura de una realidad que veíamos lejana, que nos alcanzó, nos rebasó y que ahora vamos tras de ella.

La problemática de México se entiende mejor desde adentro, desde la sierra hasta los pueblos y las comunidades.

De la amenaza del crimen organizado enquistada en las poblaciones pobres y pequeñas. De la falta de oportunidades y de la cercanía de la abundancia ilícita. 

Lo digo porque las necesidades del -ahora- odiado federalismo, son reclamos sordos que se convertirán en luchas  políticas poniendo en medio La Paz  y el bienestar de muchas familias.

Creo que nunca es tarde para ver y tratar de comprender a través de la información seria y verificable, las entrañas del México de hoy.

Entenderíamos muchas cosas que nos permitirían -como sociedad- a la toma de decisiones con mayor certeza, esos asuntos por los que han muerto muchos compañeros periodista y ciudadanos. 

Nos leemos hasta la próxima.

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