Fallece la «Tehua» cantante y comediante en Veracruz

La Tehua, personaje popular en el puerto de Veracruz, no pudo sobrevivir al COVID19
- en Opinión

Llegó de Colima muy niño. Casi con lo que traía puesto. Su ímpetu era más fuerte que el desprecio. Percibía las miradas como si nadie hubiese visto a un niño pobre de ademanes afeminados.

Encontró trabajo en un restaurante bar, y conforme iba creciendo hizo de todo: hacía mandados, mesereó, lavó trastes, limpió baños, cocinó, y durante muchos años bajó y alzó cortinas del negocio.

Cuando se había ganado la confianza de la propietaria del negocio, ya había sido adoptado por ella convirtiéndolo en un pilar del restaurante bar la Sucursal, ubicado en la esquina de Bravo y Canal de la Ciudad de Veracruz.

Su nombre se escuchaba como el de cualquiera: Sergio Alejandro Méndez, pero su talento innato rebasó los límites de su origen y su nombre de pila. Sin problemas con su homosexualidad, comenzó entonces a liberarse de manera moderada. Cabello corto, maquillaje, aretes, blusas obscuras, y

Cabello corto, maquillaje, aretes, blusas obscuras, y siempre con pantalones femeninos, nunca con vestido. Después de su transformación  y de la seguridad de sí mismo, se aventuró a la cantada para animar el restaurante bar.

Afinado, disciplinado en su show, con un repertorio de baladas, rancheras del pasado y éxitos del momento era parte de su repertorio. Se escuchaban temas de Rocío Dúrcal, Lupita D’Alessio, Paquita la del Barrio, Lucha Villa, Marisela, y hasta para bailar. La sucursal comenzó a despuntar como el centro de reunión de periodistas, políticos y público en general al caer la tarde.

Toda estrella necesita un nombre artístico y poco se sabe cómo fue que el público comenzó a llamarlo “La Tehua”, y enseguida ella corregía: “La Señora Tehua por favor, porque soy casada”, mientras los presentes echaban a reír.

Un mote quizá fue por su parecido físico e interés musical como el de María del Rosario Graciela Rayas Trejo, cantante mexicana de música tradicional, nacida en Querétaro, que tenía como nombre artístico “La Tehua”.

No obstante, en el caso de Méndez el nombre se hizo cada vez más recurrente y lo convirtió en una figura icónica del espectáculo, de la bohemia nocturna local de la ciudad de Veracruz, con rostro de mujer.

Pocos se resistían al queso San Rafael con trozos de chile verde y cebolla, pan, y una cerveza fría, para luego esperar la exquisita paella, especialidad de la casa, y mientras el cliente degustaba; La Tehua amenizaba el momento, los sábados y domingos.

Méndez sabía tratar con el público amable o con el público impertinente, con el borracho y hasta con quien de repente solía soltar una sonrisa burlona de su apariencia masculina corpulenta enfundada en atuendos con canutillo y lentejuela. Aunque, también sabía jugar con el lenguaje del doble sentido, terreno en el que no tenía rival, todo el que lo desafiaba salía perdiendo.

Quizá su éxito musical se debió a un cierto dejo en su tesitura muy parecida a la de Juan Gabriel y Lucha Villa; voz rasposa, de altos y bajos; de quienes desplegaba la mayoría de su repertorio musical. Soltaba temas de amor y desamor del que no era ajeno; según su estabilidad emocional demoraba su show, pero cuando el engaño tocaba a su corazón, esas noches de espectáculo se volvían épicas.

“La Tehua” fue personaje de manufactura jarocho, producto de la cultura popular y talento natural. Siempre diva. Aferrada. Luchona. Arrabalera. Más que cantante era intérprete de los menesteres del corazón, completo o roto. Entre luces e instrumentos musicales, se presentaba como una mujer espectáculo. Siempre con chispa y gracia. Apasionada. Aventurera, que convivía con sus clientes entre tanda y tanda; y nunca faltaba quien le invitara una cerveza.

Y como toda artista llevaba la batuta de sus músicos, porque el músico depende de la voz, habrá de hacer lo que el cantante le pida improvisadamente. “La Tehua” fue una época, un momento de alegría, de risas, de canto y de convivencia del gremio periodístico.

La sucursal era paso obligado de muchos sectores sociales en sábados y domingos, y para entonces ya era reconocida y respetada sin importar su condición homosexual; se había ganado el respeto por su gran talento artístico que también cerraba contratos en otros centros nocturnos.

Hace un par de meses, estuvo Internada en el Hospital Regional de Alta Especialidad,  donde amigos y familiares le ayudaron económicamente para medicamentos de un padecimiento que lo aquejaba de tiempo atrás, finalmente, pidió nuevamente el apoyo de los amigos para que fuese trasladado a su natal Colima, favor que costó 30 mil pesos según amigos cercanos, para luego fallecer al lado de su familia, donde pasó sus últimos días. 

Descanse en Paz “La Tehua”.

Comentarios

    1. Soy su sobrina y el no murió de covid el tenía cáncer primero informece bien antes de difundir noticias falsas

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