Sustancia que podría frenar el envejecimiento cardiovascular.

Esquema que muestra los efectos del péptido angiotensina-(1-7) con respecto al envejecimiento vascular. (Imagen: Valencia et al.)

Medicina (Fuente UAM)

Lunes 26 de Septiembre de 2022. Vivimos en una sociedad cada vez más envejecida, donde dos de cada diez personas superan los 60 años. La edad es por sí sola un factor de riesgo para el envejecimiento vascular y el consiguiente desarrollo de enfermedades cardiovasculares, como la hipertensión arterial o la aterosclerosis.

Descubierta a finales de los años 80, la angiotensina-(1-7) es una sustancia que acumula múltiples propiedades que la presentan como una diana terapéutica muy interesante para el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares.

Ahora, el equipo de Concepción Peiró, de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) en España, ha recopilado, en una reciente revisión de resultados de investigaciones, las propiedades que hacen de la angiotensina-(1-7), un potencial medio para frenar el envejecimiento vascular.

El envejecimiento y sus consecuencias se agravan cuando se padece alguna enfermedad crónica, incluidas la obesidad o la diabetes mellitus que sufren cientos de millones de personas en todo el mundo.

Teniendo en cuenta que las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte a nivel global, la prevención o la deceleración del deterioro cardiovascular es uno de los principales objetivos en materia de salud.

Mientras que el deterioro físico de una persona puede identificarse por rasgos característicos, las “arrugas” y las “canas” de los vasos sanguíneos son más bien un conjunto complejo de alteraciones en su estructura y en sus funciones normales, que se agrupan en el fenómeno denominado envejecimiento vascular.

Se ha observado que padecer una enfermedad crónica acelera el proceso de envejecimiento vascular haciendo que el deterioro de los vasos sanguíneos ocurra de forma prematura.

Por ejemplo, en la capa de células que rodea internamente las arterias, el endotelio, pueden aparecer paulatinamente células excesivamente grandes que pierden la capacidad de dividirse y por ende sus funciones normales. Estas células senescentes adquieren un metabolismo muy activo que inflama y propaga la senescencia a otras células endoteliales cercanas.

Como recogen los autores del estudio, se ha demostrado en modelos experimentales que la angiotensina-(1-7) atenúa este deterioro del endotelio, evitando que este pierda funciones fundamentales como la regulación del flujo sanguíneo.

La revisión de resultados de investigaciones demuestra que algunas cualidades clave de la angiotensina-(1-7) hacen de este péptido un posible tratamiento protector frente al envejecimiento vascular.

Los efectos protectores de la angiotensina-(1-7) pueden agruparse en cuatro grandes propiedades: es una molécula antiinflamatoria, antioxidante, vasodilatadora y antisenescente. Y estos efectos son posibles gracias a su capacidad para estimular diversos mecanismos protectores a nivel celular que frenan además el envejecimiento vascular.

La angiotensina-(1-7) pertenece a un sistema hormonal estrechamente regulado llamado sistema renina-angiotensina (SRA), que participa en el control de la presión arterial, entre otras funciones. La angiotensina-(1-7) se encuentra en la denominada rama protectora del SRA, ya que de forma fisiológica se opone al aumento de la presión arterial y la inflamación.

En condiciones normales hay un equilibrio en la producción de esta rama protectora y la de la rama dañina del SRA. Sin embargo, a medida que envejecemos o si se padecen determinadas enfermedades crónicas, el equilibrio se pierde y los niveles de angiotensina-(1-7) se reducen.

En vista de estos hallazgos, los fármacos que contribuyen a recuperar este equilibrio y favorecen la producción de angiotensina-(1-7), o incluso un suplemento de angiotensina-(1-7), serían estrategias terapéuticas interesantes, no tanto como elixir de la eterna juventud, pero sí para frenar el deterioro cardiovascular durante el envejecimiento acelerado.

Curiosamente, la principal puerta de entrada del virus SARS-CoV-2, culpable de la COVID-19, en las células humanas es su unión a una proteína que produce angiotensina-(1-7). ¿Disminuye la infección por SARS-CoV-2 la producción de este péptido protector? ¿Tiene esto algo que ver con las complicaciones vasculares tan frecuentes en la COVID-19? Estas son nuevas preguntas que quedan aún por responder.

El estudio se titula “Angiotensin-(1-7), a protective peptide against vascular aging”. Y se ha publicado en la revista académica Peptides. (Fuente: UAM)

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