Encuentran agujeros negros supermasivos en lugares donde no deberían existir.

Recreación artística de un agujero negro supermasivo en el centro de una galaxia. (Ilustración: NASA JPL / Caltech)

Los agujeros negros supermasivos tienen masas de más de 1 millón de veces la de nuestro Sol. Se cree que cada galaxia masiva contiene un agujero negro supermasivo en su centro. Por ejemplo, el que se encuentra en el centro de la Vía Láctea se llama Sagitario A y tiene una masa equivalente a unos 4 millones de soles. Las galaxias enanas, más pequeñas y menos masivas, deberían contener agujeros negros de masa intermedia, de menos de 1 millón de soles. Desde hace un par de décadas, se han localizado cientos de agujeros negros de masa intermedia en galaxias enanas del universo local gracias a su núcleo galáctico activo (AGN, por sus siglas en inglés), ya que la materia alrededor de los agujeros negros emite radiación cuando estos están activos.

Una investigación reciente sobre una muestra de siete galaxias enanas más lejanas que la mayoría de las observadas, y por tanto, también más antiguas en lo referente al estado ahora observado en ellas, ha sorprendido al equipo investigador. Su masa delata la presencia de agujeros negros supermasivos, ya que tienen entre 10 millones y 100 millones de veces la masa del Sol”, apunta Mar Mezcua, que lidera el estudio y es investigadora del Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña (IEEC) y del Instituto de Ciencias del Espacio (ICE), dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en España.

Se cree que las galaxias masivas y sus agujeros negros supermasivos crecen en tándem, coevolucionan. Por este motivo, este nuevo hallazgo apunta a que los agujeros negros han crecido más rápido que sus galaxias anfitrionas. El equipo investigador plantea la hipótesis de que, con el tiempo, estas galaxias crecerán hasta que su masa encaje con la del agujero negro que albergan.

Además, los científicos concluyen que estos agujeros negros pueden tener su origen en galaxias enanas con agujeros negros de masa intermedia en el universo temprano, 1.000 millones de años tras el Big Bang (la “explosión” colosal con la que nació el universo). El personal investigador ha llegado a esta conclusión tras realizar simulaciones de agujeros negros de masa intermedia (a partir de los que se piensa que pueden crecen los agujeros negros supermasivos) y descubrir que, posiblemente, una parte de esos agujeros negros de masa intermedia haya evolucionado rápidamente hasta convertirse en supermasivos, al contrario que las galaxias que los alojan.

Se espera que con la nueva generación de telescopios como DESI o LSST sea posible detectar muchas más galaxias enanas todavía más lejanas, lo que permitirá investigar en mayor profundidad la evolución de los agujeros negros desde las primeras semillas hasta los agujeros negros supermasivos.

El estudio se titula “Overmassive black holes in dwarf galaxies out to z̴̴̴~0.9 in the VIPERS survey”. Y se ha publicado en la revista académica The Astrophysical Journal Letters. (Fuente: ICE / CSIC)

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