Mujer indígena aspira a ser presidenta de México se llama Xóchitl

Livia Díaz
Xalapa
Usano la correcta cosmovisión no debería decir «Indígena» en mi titular, sino mexicana, sin embargo a esta noticia, este día, si corresponde darle este sentido, para hacer (o pretender hacer) llegar la razón a quienes lo lean. Las notas a veces se escuchan como una botella al mar, para que lleguen a quien o quienes han de llegar. O, al menos, es como se dice cuando se pide un puntito en un post en redes sociales. No es asunto menor el origen de una mujer del Valle del Mezquital, que tiene una visión científica y ha sido funcionaria y que conoce, porque le viene de cuna, la cosmovisión de los pueblos originales. Tampoco lo es que estén usando su nombre para tantear el terreno, en un momento en que se están buscando las vocaciones para dirigir este país del 2024 en adelante por seis años. Se trata de la ingeniera Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz, senadora de la derecha.
Conocida como «Xóchitl Gálvez» hace poco protagonizó un escándalo al acudir al Palacio Nacional. En su trayectoria los últimos 20 años, muy ligada a la estructura del Partido Acción Nacional (PAN) y dos presidentes de ese partido, no está peleada (o al menos así lo dijo en entrevistas los últimos días) con programas de gobierno como «Jóvenes Construyendo un Futuro» ni con «El tren Maya». Sino que lo haría de otro modo (o lo habría hecho con una mejor planeación) porque el gasto parece no tener final.
En su red social Twitter el día 27 dijo que su abuela falleció sin servicios, apoyo y dinero lo que no pasa ahora con el apoyo de Tercera Edad que da el gobierno, que tampoco con eso está en desacuerdo y que por eso fue a tocar la puerta de Andrés Manuel López Obrador, pero que el presidente no le abrió la puerta. Ha contado en muchas entrevistas que estudió de hacer gelatinas y que desde que estaba en la adolescencia sabía que tenía un propósito en la vida, que ganar mucho dinero ya como profesionista la ayudó a darle a su madre y padre un
poco de lo que consiguió trabajando, y ahora descansan en paz.
Ahora que decidió, porque se decía insegura, ser precandidata a presidenta del país, la ex funcionaria de Pueblos Indígenas parece tener un perfil adhoc al futuro, el desarrollo tecnológico y el de la pluriculturalidad, en virtud de que no parece que la descolonización será política de estado ni está en su mente privilegiar la identidad indígena de todo mexicano sino mestiza.
Al parecer ya estamos en la espiral del no retorno.
Un boleto a un país de esperanza, en que la pacha sea más benévola que el patriarcado angloeuropeo.
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