La cultura del arte urbano en México, una manifestación artística que trasciende en la sociedad

Mural en el Centro Histórico de la CDMX.
- en Cultura

Por Gabriela Gorab / El Economista

El arte urbano, en particular los murales, han ido ganando terreno en las ciudades grandes como una forma de expresión cultural, pero también como una herramienta para impulsar la economía local.

Los murales y el arte urbano pueden tener un impacto económico significativo de varias maneras.

En primer lugar, los murales y el arte urbano pueden atraer turismo y visitantes a la ciudad. Los turistas buscan experiencias auténticas y únicas, y los murales y el arte urbano pueden proporcionar eso. Algunas ciudades, como Miami, Melbourne y Buenos Aires, han utilizado el arte urbano como una forma de atraer a turistas y promover el turismo.

En México existen muchos artistas urbanos, y muralistas, pero existen solamente un cierto número de ellos que han trascendido con su propuesta, técnica y originalidad, como Said Dokins (México, 1983) quien ha participado en comunidades e incluso edificios enteros en México, España, Alemania, Países Bajos, Bélgica, Reino Unido, Francia, Argentina, Chile, Brasil, El Salvador, Perú, Qatar; destacó en la Bienal de Arte Contemporáneo ‘OSTRALE’ (Alemania, 2017).

Dokins, pionero del caligrafiti posee un proceso de investigación que opera estrategias situadas en la transversalidad entre escritura, memoria y ciudad, interesado por investigar las nociones de convención y legibilidad de situaciones, experiencias y testimonios que aparecen en la esfera pública y que apuntan a problemáticas de violencia y exclusión, situaciones que se viven en la las ciudades globales: desde las huellas de comportamiento antisocial, el exceso de residuos y los elementos de utilidad e inutilidad en la calle, la plaza pública o el mobiliario urbano, un genio muy adelantado .

En segundo lugar, los murales y el arte urbano pueden ser una forma de revitalizar y renovar áreas en declive de la ciudad. Las áreas urbanas degradadas pueden ser rehabilitadas con el arte urbano, lo que puede atraer a nuevas empresas y emprendedores a la zona. Por ejemplo, es el caso de la Ex Fábrica de Harina, que hoy en día funge como un art district. Los hermanos Slovik: Gustavo, Edgardo y Andrés son los responsables de recuperar este espacio al rehabilitarlo y modificándolo para dar un lugar especial a las expresiones del arte urbano, único en la CDMX ahora más conocido como “Ex Fábrica” la cual es un pequeño mundo de arte urbano, tiendas, restaurantes, galerías de arte, eventos especiales temáticos y sus propios estudios de filmación para producciones cinematográficas. Este espacio urbano ubicado en la Delegación Miguel Hidalgo abre sus puertas para recibir a nuevas artistas con nuevas proyectos; todo el capital humano de este recinto me pareció muy abierto a nuevas propuestas y con una visión amplia de la vida, valorando y respetando la diversidad de pensamiento, culturas y perspectivas. Cabe destacar que el lugar alberga lo que alguna vez fue una obra de Alec Monopoly (Estados Unidos, 1986).

En tercer lugar, los murales y el arte urbano pueden ser una forma de promover el patrimonio cultural y la identidad local. Muchos murales y obras de arte urbano representan la historia, la cultura y las tradiciones de la ciudad y de sus habitantes. Estas obras de arte pueden ser utilizadas como herramientas para promover el patrimonio cultural de la ciudad y la identidad local. Por ejemplo, el proyecto de murales en Tlatelolco, Proyecto 17 que tiene como finalidad comunicar los 17 objetivos de desarrollo sostenible de la Agenda 2030 de la ONU; un proyecto en dónde se integran ecotecnias que limpian el aire con la pintura utilizada en las obras.

Actualmente se han completado 3 de 17 murales que comunican valores de sostenibilidad, el primero llamado “Yolitzi” por la artista Paola Delfín (México, 1989) considerada unas de las muralistas más importantes en la escena internacional, hoy en día, la artista expone obra en el Antiguo Colegio de San Ildefonso en la exposición El Espíritu del 22; el segundo mural titulado “Alquimia Solar” elaborado por Leonardo de la Rosa (Ciudad de México, 1988), quien obtuvo la beca FINBA y Conacyt; entre sus proyectos internacionales destacan los que realizó en Florencia e Irlanda; su obra tiene como enfoque principal la religión y la ecología; y el tercero, “Renacer sostenible” a cargo de Adry del Rocío (Guadalajara, 1984) considerada la mejor anaformista o artista 3D en la escena global y premiada en 2014 como “Maestra Madonnara”, el mayor honor posible de Street art en Italia. Del Rocío ha sido invitada a participar en festivales a más de 20 eventos incluidos Suecia, Bulgaria y Emiratos Árabes Unidos, por mencionar algunos.

Del mismo modo, en algunas ciudades, los murales han sido utilizados para destacar la historia y las luchas de los grupos marginados, y esto puede tener un impacto positivo en la economía local al aumentar la conciencia y el respeto por la diversidad cultural.

Es importante mencionar que sí, el muralismo desde sus inicios generalmente ha conllevado denotaciones y narrativas sociales de protesta, sin necesariamente tener que caer en la violencia o en la agresión; en la historia, el muralismo como movimiento artístico moderno surgió en México en la década de 1920, pero la tradición de la pintura mural tiene una larga historia en todo el mundo; destacan grandes muralistas y artistas urbanos de distintas épocas como Miguel Ángel, da Vínci, Basquiat, Siqueiros, As, Rivera, Cauduro, Bansky, por mencionar algunos.

Puedo concluir, que los murales y el arte urbano pueden tener un impacto económico significativo en las ciudades grandes. Pueden atraer turismo, revitalizar áreas en declive y promover el patrimonio cultural y la identidad local. Soy de la idea de que las ciudades deberían invertir en el arte urbano y los murales como una forma de impulsar la economía local, crear sentido de comunidad y mejorar la calidad de vida de sus habitantes. (www.eleconomista.com.mx)

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