Estados Unidos.- La enfermedad del hígado graso no alcohólico afecta al 25% de la población. En los casos más graves, puede derivar en una cirrosis e implica un mayor riesgo de cáncer. Se ha convertido en una de las principales causas de trasplante hepático. Aunque esto tiene cura cambiando tu dieta de inmediato, realizando ejercicio y limpiando tu hígado a través de un procedimiento completamente natural.
El grupo DIAMET del el Instituto de Investigación Sanitaria Pere Virgili (IISPV) de Tarragona (reconocido a nivel internacional por su investigación sobre el papel del succinato en las enfermedades metabólicas) trabaja en este campo desde hace tiempo.
Un nuevo estudio liderado desde el Instituto de Investigación Sanitaria Pere Virgili (IISPV) de Tarragona, en colaboración con el Centro de Investigación Biomédica en Red de Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas (CIBERDEM), en España, ha permitido identificar el succinato como nuevo biomarcador presente en la sangre para predecir la enfermedad del hígado graso no alcohólico y para confirmar su diagnóstico.
Los autores del estudio han analizado los niveles de succinato en sangre de pacientes con sospecha de tener la enfermedad y que presentaban diversas alteraciones metabólicas (como la obesidad) o valores anormales relacionados con la glucosa, las enzimas hepáticas y los lípidos. Los resultados han mostrado que los pacientes con niveles elevados de este metabolito en sangre tienen un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad del hígado graso. Además, se ha observado que el succinato tiene un potencial similar a otros biomarcadores no invasivos para la predicción y confirmación del diagnóstico de esta patología. La inclusión de este parámetro en la práctica clínica podría evitar biopsias hepáticas, una prueba invasiva que se utiliza cuando existen dudas sobre la evolución de la patología.
Por otra parte, se ha descubierto que el receptor del succinato, el SUCNR1, desempeña un papel clave no sólo en etapas más avanzadas de la enfermedad como la fibrosis, como se había descrito en estudios previos, sino también en etapas más iniciales. Utilizando muestras de pacientes con obesidad severa y con distintos niveles de la enfermedad, así como estudios en ratones y experimentos con células, se ha demostrado por primera vez que el succinato, a través de su receptor, tiene efectos protectores en las principales células del hígado, los hepatocitos, ya que evita la acumulación de grasa en el hígado. Este efecto protector es fundamental en las etapas iniciales, pero no es suficiente en etapas más avanzadas.
La excelencia y el reconocimiento internacional del Grupo de Investigación DIAMET del IISPV-CIBERDEM-URV, bajo la dirección de los investigadores Sonia Fernández-Veledo y Joan Vendrell, se materializan en este hallazgo, que no solo contribuye a un diagnóstico más efectivo de la enfermedad del hígado graso no alcohólico, sino que también abrirá nuevas vías para el desarrollo de fármacos destinados a su tratamiento (hasta ahora inexistentes).
Las investigadoras del estudio Victoria Ceperuelo Mallafré y Anna Marsal Beltran, señalan la importancia de avanzar en el conocimiento de los procesos moleculares que determinan la progresión de la enfermedad y poder desarrollar fármacos dirigidos a células específicas.
Este estudio, que ha contado con la participación de otros equipos del CIBERDEM así como del Centro de Investigación Biomédica en Red de Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBEROBN) y el Centro de Investigación Biomédica en Red en el Área temática de Enfermedades Hepáticas y Digestivas (CIBEREHD), en España, se ha llevado a cabo con muestras de pacientes de los hospitales universitarios Joan XXIII y Sant Joan de Reus de Tarragona, del Hospital Universitario Dr. Josep Trueta de Girona y del Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca, en Murcia.
El estudio se titula “Protective effects of the succinate/SUCNR1 axis on damaged hepatocytes in NAFLD”. Y se ha publicado en la revista académica Metabolism. (Fuente: CIBERDEM / IISPV).
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