La susceptibilidad genética a la COVID-19 descubierta paso a paso

Imagen obtenida mediante un microscopio electrónico de barrido y posteriormente procesada en la que se aprecia una célula infectada con partículas víricas del SARS-CoV-2 (mostradas en color verde), aislada de una muestra de un paciente. (Imagen: NIAID / NIH)
- en Salud

Todo se inició a primeros de marzo de 2020 cuando comenzaron a ingresar pacientes con infecciones graves por COVID-19, la enfermedad provocada por el coronavirus SARS-CoV-2. El número de casos y muertes no paraba de aumentar. Fueron tiempos inciertos y surgieron muchas preguntas, entre ellas, ¿Por qué algunas personas pasaban con síntomas leves la COVID-19 y otras con síntomas severos? ¿Qué nos hacía susceptibles a ese virus?

Luis Bujanda, catedrático de Medicina de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), responsable del Área de Enfermedades Hepáticas y Gastrointestinales del IIS Biodonostia- OSI Donostialdea, y Jefe de Grupo de Investigación del Centro de Investigación Biomédica en Red en el Área temática de Enfermedades Hepáticas y Digestivas (CIBEREHD) en España, así como Beatriz Nafría, Pedro M. Rodrigues, Laura Izquierdo‑Sanchez, Koldo Garcia-Etxebarria y Jesús M. Bañales, investigadores de la citada Área, han participado en un nuevo estudio que profundiza en las bases genéticas de la COVID-19. Este trabajo es un nuevo eslabón en una fructífera cadena de investigaciones internacionales en las que han participado Bujanda y sus colaboradores durante los últimos tres años.

Hace tres años, un grupo de investigadores internacionales, a los que unía una gran amistad con estos investigadores del IIS Biodonostia (Dr. Karlsen de Noruega y Dr. Frauke de Alemania), decidieron aportar su conocimiento y trabajo para intentar ayudar a resolver esas grandes preguntas sobre la COVID-19. En menos de cuatro semanas, se escribió el proyecto, se presentó y lo aprobó el Comité de Ética de la Investigación con medicamentos de Euskadi (CEIm-E, 8 de abril de 2020). La gran ayuda de Iciar Alfonso del CEIm-E en todos esto trámites fue esencial.

Para sacar conclusiones relevantes y de forma paralela, este grupo de investigadores involucró a otros amigos (investigadores hepatólogos de gran prestigio) de otros centros en España (Hospital Vall d’Hebron y Clinic de Barcelona, Hospital Ramón y Cajal de Madrid, Hospital Virgen del Rocío de Sevilla) y centros de Italia. En menos de seis semanas del inicio de la idea y en plena ola de ingresos, en las primeras semanas de abril se reclutaron 338 pacientes del Hospital Universitario de Donostia. Las muestras fueron enviadas a Alemania (al laboratorio de Dr. Andre Franke) y allí se genotiparon para obtener la información sobre las variantes genéticas. Además, para el estudio este grupo aporto 987 sujetos sanos de Euskadi que también fueron analizados en Alemania. Gracias al empuje de investigadores, enfermeras, médicos asistenciales, técnicos de laboratorio y médicos de análisis clínicos (Dr. Adolfo Garrido), se pudo conseguir este número de pacientes. Con el dinero que aporto la Fundación Stein Erik Hagen (Noruega) y fondos propios del grupo se pudieron realizar los análisis genéticos en los pacientes y el grupo de personas sanas (grupo de control).

El primer fruto de esa colaboración se publicó en junio de 2020 en la revista académica New England Journal of Medicine. En ese trabajo, se analizaron más de ocho millones de variantes genéticas de más de 1.600 pacientes con COVID-19 severa y más de 2.200 personas sanas. Entre la información recolectada, se encontraban datos obtenidos por los investigadores del IIS Biodonostia.

Los resultados de este estudio mostraron que existían dos regiones genéticas que afectaban en la severidad de la COVID-19: una se situaba en una región del cromosoma 3 donde se sitúan varios genes y la otra en la región que determina el sistema AB0 de la sangre. Fue el primer estudio que se publicó sobre las bases genéticas de la COVID-19 y a día de hoy lleva más de mil citas, subrayando la calidad e impacto que tuvo este trabajo pionero.

Además, este grupo de investigadores siguió colaborando para incorporar más pacientes, 590 hasta finales de 2020. También consiguieron incorporar muestras depositadas en el Biobanco Vasco de los Hospitales de Galdakao, Cruces y Basurto (573 pacientes en total), gracias a la ayuda de su director, Roberto Bilbao y los médicos que depositaron las muestras de sus respectivos hospitales.

El siguiente paso fue analizar conjuntamente esos datos con pacientes de otros lugares. Así, se analizaron las variantes genéticas de casi 50.000 pacientes de COVID-19 y dos millones de personas sin la enfermedad de 19 países, para descubrir los genes involucrados tanto en la susceptibilidad a contraer la COVID-19 como en la severidad de la COVID-19. En total, se detectaron 13 regiones genéticas involucradas en la susceptibilidad a contraer la COVID-19 y/o desarrollar una forma severa de la enfermedad. Entre estas regiones genéticas se encontraron las dos previamente detectadas y varias regiones implicadas en enfermedades pulmonares, autoinmunes o inflamatorias. Además, se detectó que fumar y el índice de masa corporal afectaban en la severidad de la COVID-19. Estos resultados se publicaron en la revista académica Nature.

Recientemente se ha publicado un último trabajo, también en Nature, en el que se hace una actualización de los resultados del anterior. En esta ocasión, se analizaron casi 220.000 casos de COVID-19 y casi 3 millones de personas sanas de 35 países. Así, se detectaron 51 regiones genéticas involucradas en la susceptibilidad a la COVID-19 y/o severidad, de los cuales 28 fueron nuevas. Al incluir estas nuevas regiones genéticas, se identificaron genes involucrados en la entrada de virus, defensa de la mucosa de las vías aéreas y uno de los mecanismos de respuesta inmune.

Además de en estos trabajos, los datos obtenidos por las y los investigadores del IIS Biodonostia se analizaron en otros estudios, junto a muestras de otros países, en los que se analizaron con más detenimiento otros aspectos de la COVID-19. Así, se determinó que algunas de esas variantes genéticas afectaban de manera distinta según la edad, se realizaron análisis más profundos y específicos para determinar el papel de ciertos genes, o se detectaron las interacciones que ocurren entre los genes que aumentan el riesgo de la severidad de la COVID-19.

Toda esta línea de trabajo ha supuesto avances en el conocimiento de los grupos de riesgo y cómo se desarrolla la enfermedad abriendo líneas para la prevención y la búsqueda de nuevos tratamientos.

La pandemia de COVID-19 supuso un gran reto tanto para la ciencia como para la sociedad en general. Se vivió en tiempo real todo lo que supone avanzar en el conocimiento, con sus aciertos y errores, realizando un gran ejercicio de diseminación de la cultura científica. Las y los investigadores, y todos quienes ayudaron a su consecución de forma altruista, aportaron estos granitos de arena y esperan que estas colaboraciones internacionales sigan dando frutos, siendo conscientes de la responsabilidad que tiene la investigación biomédica y el impacto que tiene en la sociedad. Este compromiso con la ciencia de calidad, internacional y responsable refleja la calidad profesional y humana de las y los investigadores involucrados en estos estudios. (Fuente: UPV/EHU)

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