Tabaco y riesgo de derrame cerebral

En el estudio se ha investigado la influencia del consumo de tabaco en el grado de riesgo de sufrir un derrame cerebral cuando se es una persona adulta joven y sana. (Imagen: Amazings / NCYT)
- en Salud

¿Hasta qué punto la prediabetes y el consumo persistente de tabaco influyen en el grado de riesgo de sufrir un ataque o derrame cerebral cuando se es una persona adulta joven y sana?

La combinación de consumo persistente de tabaco y prediabetes (niveles de azúcar en sangre más altos de lo normal que podrían convertirse en diabetes tipo 2) triplica el riesgo de derrame cerebral en adultos jóvenes que no tienen otros factores de riesgo cardiovasculares, según un estudio preliminar que se presenta en las Sesiones Científicas de 2023 de la American Heart Association.

La reunión, que se celebra estos días en Filadelfia, es un importante intercambio mundial de los últimos avances científicos, investigaciones y actualizaciones de la práctica clínica basadas en la evidencia en la ciencia cardiovascular.

“Estos hallazgos justifican los exámenes de detección temprana y las estrategias de prevención de la prediabetes en jóvenes consumidores de tabaco con el fin de reducir su riesgo de sufrir un derrame cerebral”, argumenta Advait Vasavada, del equipo de investigación y médico residente de Medicina Familiar del Centro Médico de la Universidad de Nebraska en la ciudad estadounidense de Omaha.

Los investigadores utilizaron la Muestra Nacional de Pacientes Hospitalizados, una gran base de datos nacional, para analizar las admisiones hospitalarias en todo Estados Unidos en 2019 de más de 1 millón de jóvenes consumidores de tabaco (entre 18 y 44 años de edad). Todos fueron considerados metabólicamente sanos y no tenían factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares conocidos, como presión arterial alta, diabetes tipo 2, colesterol alto u obesidad. Todos tenían un diagnóstico anotado en sus registros médicos como consumidores de tabaco persistentes o a largo plazo dependientes de la nicotina y tenían dificultades para reducir la cantidad que consumían.

De los admitidos en el hospital, aproximadamente 2 de cada 1,000 tenían prediabetes y eran dependientes del tabaco. La prediabetes se refiere a un nivel de azúcar en sangre en ayunas que es más alto de lo normal y que puede progresar hasta convertirse en un diagnóstico de diabetes tipo 2. Las personas con prediabetes también tienen un mayor riesgo de sufrir enfermedades cardíacas y derrames cerebrales; sin embargo, estos riesgos pueden reducirse mediante cambios en el estilo de vida, como consumir alimentos saludables, perder peso y aumentar la actividad física.

Al comparar a los consumidores de tabaco hospitalizados con prediabetes con aquellos sin prediabetes, los investigadores determinaron lo siguiente:

-Tasas más altas de enfermedad pulmonar obstructiva (19,2% vs. 11,7%, respectivamente), ataque cardíaco anterior (1,5% vs. 0,4%, respectivamente) y enfermedad renal crónica (2,5% vs. 0,9%, respectivamente).

-Una mayor probabilidad de que la hospitalización se debiera a un ataque cardíaco, derrame cerebral o insuficiencia cardíaca (2,9% vs. 1,4%, respectivamente).

-Una mayor probabilidad de que la hospitalización se debiera a un derrame cerebral (1,9% vs. 0,5%, respectivamente).

Después de realizar ajustes en función de numerosos factores posibles que también podrían haber influido (como la edad, la raza, el sexo, los ingresos del hogar, el consumo de alcohol o drogas y algunas otras afecciones médicas), los consumidores de tabaco hospitalizados con prediabetes tenían un riesgo 3,31 veces mayor de que la hospitalización de debiera a un derrame cerebral.

“Si usted es un adulto joven metabólicamente sano y adicto al tabaco, es aconsejable reducirlo, aunque mejor aún sería eliminarlo por completo. También vale la pena señalar que tener prediabetes puede aumentar significativamente el riesgo de sufrir un derrame cerebral a una edad temprana, incluso si no consume productos de tabaco”, afirmó Vasavada. “Es recomendable desarrollar un estilo de vida saludable en general, además de asegurarse de que su nivel de azúcar en sangre esté bien controlado y sea medido en sus visitas de atención preventiva de rutina”. (Fuente: American Heart Association)

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