Sociedad civil y partidocracia / Inocencio Yáñez Vicencio / Opinión

Xóchitl Gálvez Ruiz lamentó que las autoridades capitalinas jamás dieron seguimiento a las denuncias por desapariciones de mujeres jóvenes y el chacal de Iztacalco logró matar a mas de 20
- en Foro libre

Por Inocencio Yáñez Vicencio.

Nadia podría andar un camino sin ruta, al menos que se quiera perder. Nadie puede hablar de sociedad civil sin decirnos qué entiende por tal, sobre todo si se tomamos en cuenta que tiene varios significados y usos. Los iusnaturalistas utilizaron el concepto de sociedad civil para contraponerla a la sociedad de nature. Esta corriente del pensamiento no consideraba que el hombre era por naturaleza social ( Aristóteles) sino sólo tendencialmente social, por lo que, nos dice Thomas Hobbes, en un acto de razón, el hombre pacta uno a uno( por eso es un pacto social , porque no hay intervención de un poder común, que no lo hay, porque no existe) para salir de la guerra de todos contra todos y fundar la sociedad civil, sociedad política o Estado, cuyo fin principal, sostiene el autor de esas dos grandes obras: Cive y Leviatán, es dar seguridad a sus ciudadanos, que en caso de omisión o rendición se retorna a la barbarie, a la sociedad de nature. Es una categoría fundamental para el autor de las más grandes obras que fundamentan el Estado moderno.

Para Hegel, el concepto de sociedad civil, es parte de su triada: la familia, la sociedad civil y e Estado, donde el hombre alcanza su plenitudad y se cumple la sentencia del Estagirita: fuera de él sólo pueden vivir los dioses o las bestias.
Marx, como buen neogelianiano, asume la sociedad civil como verdadero hogar de las relaciones sociales de producción.
Gramsci emplea el concepto de sociedad civil para explicar su concepción ampliada del Estado, al no verlo como una forma de dominación de los dueños de los medios de producción sobre los que no tienen más que su fuerza de trabajo que vender , únicamente, sino también todos los aparatos de que se vale las clases dominantes para obtener obediencia y consenso. Para el autor de Los Cuadernos de la Cárcel el Estado era fuerza más hegemonía. Sociedad política más sociedad civil.

Quien quiera hoy utilizar el concepto de sociedad civil, debe tener a la mano la obra de Jean L. Cohen y Andrew Arato, que edita el Fondo de Cultura Económica, que es muy esclarecedora y ayuda a una cabal comprensión y, lo más importante, a trazar la más aproximada estrategia para una acción política que reduzca desilusiones y tropiezos. Que no nos inhiba la teoría. Sólo recordemos aquello de que cuando más arrecia el vendaval más útiles son los instrumentos de navegación. Platicaba en una anterior entrega que el libro: Construyendo utopías reales, de Erik Olin Wright, que es una eminencia de las ciencias sociales de la Universidad de Wisconsin, sería de mucho provecho leerlo, porque contenía atractivas propuestas para la transformación social. Pues esta autoridad intelectual como el error de incluir a los partidos políticos dentro del concepto de sociedad civil, error que después paraece desvanecer, sin embargo, no obstante que cita y recomienda la obra de Cohen y Arato, se mete en problemas al no deslindar el uso que hoy tiene para la teoría política el concepto de sociedad civil. Si estas pifias las cometen estas mentes fuera de lo común, con mucha más razón aparecen en nosotros los simples mortales, pero por ética y estrategia debemos y tenemos que esforzarnos en esclarecerlo, si no queremos fallar y provocar que se pitorren de nosotros.

Para Cohen y Arato, la sociedad civil es : » …el lugar de la legitimidad democrática y de los derechos, compuesta de una esfera privada, pero también de esferas pública y social políticamente relevantes en que los individuos hablan, se reunen, se asocian y razonan juntos sobte asuntos de interés público, además de actuar en concierto con el fin de influir en la sociedad política indirectamente en la toma de decisiones»( Sociedad Civil Y Teoría Política. FCE. 2000. Pag. 636 ).

La principal característica de toda sociedad civil es que para serlo debe ser autónoma tanto del poder económico como del poder político. Estos poderes siempre tratarán de colonizarla. Cuidado con el gatopardismo. Muchas organizaciones que de alguna forma han contribuido al descrédito no sólo de los partidos sino de la política misma, evaden la contaminación y a nombre de una supuesta pureza reclaman que los partidos les permitan nombrar candidatos a la presidencia y al Congreso, lo que significa hacer política con la máscara de sociedad civil.

Antes que cuslquier cosa, hay que dejar claro que la sociedad civil esta integrada por movimientos y organizaciones de derecha y de izquierda, con todos sus matices. Lo mismo están en este casillero Pro Vida, la Unión Nacional de Padres de Familia, la Unión Nacional Femenina, la Escuela Libre de Derecho…. que las organizaciones ambientalistas, las organizaciones de periodistas críticos, las organizaciones vecinales…

Claudio X González, que es uno de los empresarios más inflexibles con sus empleados y trabajadores, determinó que Xochitl Gálvez, fuera la candidata de la oposición, sin concluir el proceso interno, a costa de la legitimidad que requería esa elección, por miedo a que no fuera la ultraderecha la que ganara su postulación, pero por lo visto no le basta, mueve sus testaferros para reclamar que los partidos del Frente se agandallaron con las nominaciones al Congreso, sin importarle que con eso se da un tiro en el pie. Manda a que Xochitl se declare candidata ciudadana y marque distancia de los partidos, como si la estructura de los partidos, creyendo que con su marcha del 18 de febrero los va a doblar. No, Xochitl no tendrá más votos que los de la irritación que causa Morena con su depredación, porque nadie va a votar porque una gente inútil, que sólo Claudio X González, le vio el perfil exacto para manipularla e imponer un proyecto gerencial.

Esos que con dos o tres se apuntaron dentro de la autollamada sociedad civil organizada, esperando hueso, es hora que entiendan que hacer politica rquiere asumir sus costos, entre ellos, los de las infamias que propagan los mismos que hoy reclaman que los partidos los dejaron chiflando en la loma. Quieren hacer política o se afilian a un partido o crean uno nuevo, nomás les recuerdo que bien decía Robert Michel, decir organización es decir oligarquización, es la llamada ley de hierro.

Una vez más les recuerdo los partidos están formados por ciudadanos, no por marcianos, están tan limpios o sucios como la sociedad que los engendra. Los partidos fueron purgados en 1791, por la Ley LeChapelier. El Estado liberal que nació con la Revolución francesa, concebía que los diputados votaran conforme a su conciencia, no admitia la linea. La nación se veía como monolitica. Los partidos dividian lo que era un sólo cuerpo orgánico. El Estado reflejaba un sola voluntad. La política era de los iluminados que por revelación o intuición conocían un bien común dado. Baje este sistema liberal es explicable que los partidos siempre se tengan como causantes de males, que en esencia, ni siquiera tienen origen en la política.

Es cierto, como bien me observaba un inteligente amigo, esperaba que los partidos bajaran a beber agua no al Jordan pero si a esta inmunda sociedad y postularan gente nueva. Para mi todos los partidos están muy lejos del ideal. Pero idealizando la relidad pueden voltear al partido conservador Inglés, un partido que al que le ve cualidades lo envía por primera vez a un distrito perdido y hasta que se templa lo manda a uno donde pueda ganar. Aquí se sigue promoviendo al amigo, pariente o la amante. Pero ahí esta la tarea. Hay que limpiar a los partidos.

La sociedad civil tiene mucho que hacer. Reclamar democracia en lugar de desnaturalizarse pidiendo puestos, lo que no está mal, pero si quiere puestos, si quiere hacer política, repito, que ingrese a un partido o forme el suyo. Lo que no se vale es tanto engaño, que ya bastante tiene con el fiasco en que terminó Morena.

La sociedad civil tiene que luchar por institucionalizar los espacios que posibiliten radicalizar la democracia, sin los cuales ni hay libertad ni hay democracia.

Comentarios

¡Síguenos!

A %d blogueros les gusta esto: