Guillermo González Díaz: un veracruzano distinguido / Raúl López Gómez / Cosmovisión

Guillermo González Díaz, corredor público y ex alcalde de Veracruz. Foto Imagen de Veracruz.
- en Foro libre

Por: Raúl López Gómez

Guillermo González Díaz: un veracruzano distinguido

Con una trayectoria impecable en la actividad política, el servicio público y de corredor público, el Licenciado Guillermo Jorge González Díaz, trasciende como uno de los personajes más sobresalientes en estos lares.

En una época importante del estado de Veracruz, siendo muy joven fue el amigo y veracruzano más cercano a don Fernando Gutiérrez Barrios.

González Díaz, fue alcalde de Veracruz, diputado y subsecretario del gobierno estatal.

Siempre durante su trayectoria profesional ha demostrado ética, honestidad y un profundo respeto a los valores humanos y morales, sobre todo.

Docto en la política, entre sus gustos personales disfruta de la buena lectura y en especial de los cantos gregorianos.

En otro tema, el análisis sobre la polarización del voto y la política en el mundo real de la gente, con la clara visión del rumbo que se quiere y desea para las actuales y futuras generaciones.

Los políticos de que se convierten en enemigos públicos y que los ciudadanos los van midiendo con el paso de los días, las semanas, los meses y los años, hasta que llega el momento de pasar facturas.

En esa realidad, en ese rasero es en donde entra el criterio popular de los que menos tienen y que se angustian en el día a día para sobrevivir o subsistir, y estoicos salen adelante a los embates de los que detentan el poder público.

Y aquí sí, cada quien decide como le fue en la feria y todo se va contabilizando en los puntos de las familias que se encuentran en una encrucijada para decidir el rumbo del voto el próximo 2 de junio.

Los que no tienen nada, los de la metáfora de los miserables de la novela de Víctor Hugo, que permanecen con el paso del tiempo a ser sumisos y sumidos por el poder en una vorágine que sólo mediante la sinergia familiar se puede superar en los momentos de desesperación cuando se aparece “la voladora” y se es víctima de un sistema despiadado y cruel.

Cada quien con su propia contabilidad de lo bueno y lo malo de la autoridad, en sus tres niveles y que tienen para recoger del bueno, malo o regular.

Aquí, viene el verdadero examen de la población a los políticos que gobiernan o no, o aquellos que aparecen en los tiempos electorales, y que son sometidos al más riguroso escrutinio de un juicio silencioso que se hace en familia, muchas veces.

En esto no tiene valor las promesas y ofrecimientos de cambio o mejoría, aquí no hay marcha atrás, la evaluación es inevitable y el juicio público de las mayorías es el que decide el rumbo de los políticos y más aún en contra de los improvisados que entran disfrazados en la simulación de pretender ser, cuando nunca han sido lo que por una decisión vana se les unge de forma graciosa en políticos de un día para otro.

El juicio de la gente es agudo pero necesario, dicen que la democracia no es perfecta, pero sí perfectible.

Hay muchos ricos que son parte del pueblo, pero otros que acumular riqueza se les ha convertido en un vicio.

Llegó el momento de la decisión y los tiempos electorales son indescifrables. Andale. Así las cosas.

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