Efraín Hernández
Córdoba.- Las instalaciones del Sistema Municipal para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) enfrentan graves problemas en su infraestructura tras el colapso del techo el pasado 27 de junio de 2022. Este incidente ocurrió por la mañana mientras pacientes, incluidos niños y personas con discapacidad, transitaban por el área de terapias, revelando no solo la fragilidad física del edificio, sino también la falta de preparación del personal de mantenimiento, quienes inicialmente respondieron al desastre simplemente acordonando el área con cinta.
Tras el colapso, la directora del DIF, María Elena Yunes Choperena, ordenó una evaluación del techo, que culminó con la decisión de remover todo el plafón ante el evidente riesgo de más desprendimientos. Sin embargo, a pesar del aumento en el presupuesto asignado a la institución, que asciende a 2 millones de pesos, ha habido una notable falta de inversión en el mantenimiento necesario del edificio.
Esa omisión por parte de la directora de dicha institutción continúa poniendo en peligro a los usuarios del servicio, especialmente a los más vulnerables.
Además, se cuestiona la gestión de los recursos financieros del DIF. Aunque recibe una considerable suma de dinero, la institución se ha limitado a distribuir ayudas estatales sin ofrecer apoyos propios. La falta de transparencia en cómo se utilizan estos fondos ha provocado descontento y escepticismo entre los ciudadanos de Córdoba. La situación del DIF no solo refleja un deterioro físico, sino también un abandono funcional, dejando mucho que desear en cuanto a su papel de apoyo a la comunidad.
A casi dos años del colapso del techo en el DIF, no han sido capaz de ponerlo en condiciones adecuadas los responsables.
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