Denuncian conflicto de interés en caso de psicoterapeuta despedido por la UV

Desorden en la facultad de Psicología de la UV permitido por Martín Aguilar desaparecido rector de la UV

Xalapa, Ver.- A través de una carta anónima enviada a la redacción de Plumas Libres conflicto de interés en el despido de un psicoterapeuta despedido recientemente, dejando sin el apoyo a estudiantes con discapacidad.

La carta dice lo siguiente:

Hace dos días en este mismo portal fue publicada una nota enviada por cuatro estudiantes de diferentes carreras de la Universidad Veracruzana, se trata de una carta enviada vía correo electrónico en la cual las cuatro estudiantes denuncian el despido injustificado del psicólogo que se encontraba atendiendo a la población con discapacidad, trastorno del espectro autista e ideación suicida de la Universidad Veracruzana, la carta tiene la consigna de exigirle a la Universidad Veracruzana la restitución del terapeuta, hasta ahí todo bien, no obstante omiten mencionar el motivo del despido, dato importante.

Me atrevo a pedir la publicación de este escrito en virtud de que existen ciertas irregularidades en los procedimientos efectuados, así como conflicto de intereses dentro la máxima casa de Estudios.

En 2019 el psicólogo para el cual las inconformes piden la restitución, era un estudiante de la Licenciatura de Psicología de la Universidad Veracruzana, este tenía una amiga a la cual un mal día se le ocurrió hacerle un par de comentarios que la molestaron. La amiga en cuestión presentó una queja a la dirección de la Facultad de Psicología y el Consejo Técnico de dicha facultad le impuso al hombre un castigo de 6 meses de suspensión académica, esto por haber hecho comentarios desafortunados, ya que consta, todo fue de manera verbal. Sin embargo, la cosa no terminó ahí, su fotografía fue pegada en el tendedero de la Facultad con la leyenda “acosador” y el desprestigio en las redes sociales fue masivo. Más aún, en un conflicto académico en el cual se exigía la destitución de la directora en turno por motivos ajenos al tema que nos ocupa, el entonces estudiante de psicología volvió a ser mencionado, se pidió que nuevamente fuera castigado exigiendo su muerte académica, es decir acabar con su carrera universitaria.

Cumplido el castigo de los seis meses de sanción, el estudiante de psicología regresó para terminar la carrera y finalmente titularse. Posteriormente se vinculó a Cendhiu, dependencia de la Universidad Veracruzana, participando en foros, investigaciones presentadas a nivel internacional, etc., específicamente para el programa de inclusión, puesto que el mismo psicólogo vive con discapacidad, en el mismo programa de inclusión había llevado a cabo el servicio social, y fue el mismo Cendhiu quien lo contrató para atender a la población con discapacidad, trastorno del espectro autista e ideación suicida. Hasta ahí todo parecía ir bien.

Los estudiantes consultantes hablaban bien de su terapeuta, decían sentirse satisfechos con los resultados, no había queja, pero, un mal día del mes de marzo, uno de esos estudiantes que había sido su consultante, léase bien, acudió a la facultad de psicología y vio en el patio la foto del que había sido su psicólogo meses antes, colgada en el tendedero con la leyenda “acosador” y le pareció buena idea poner una denuncia en contra del hombre. Lo acusó de manipulador entre otras agravantes, y pidió que fuera expulsado del posgrado que estaba cursando y que se le anulara la cédula profesional. Pero…si apenas semanas antes había dicho sentirse a gusto con la atención del terapeuta. La fotografía en el tendedero lo cambió todo.

La Universidad tenía todo el expediente, sabía todo sobre él…La pregunta que surge es la siguiente: ¿Qué funcionario avaló la denuncia del consultante a sabiendas que la razón por la que se acusaba obedecía a un conflicto ocurrido nada más y nada menos que 5 años atrás? ¿Qué funcionario avaló que se hiciera una denuncia cuando la atención brindada por el terapeuta había sido el año anterior?  Cuando habían transcurrido cuatro meses de que el denunciante había dejado de ser su paciente.  La Universidad tenía toda la información del hombre. Resulta difícil creer que el coordinador respaldara una denuncia fuera de tiempo y forma sin antes haber conversado con  la persona quejosa, más aún cuando el coordinador goza de un prestigio congruente a su profesión.    

Esto no quiere decir que se restituya al terapeuta, lo que sí quiere decir es que quedan cabos sueltos. Que existió por parte de las autoridades de la Universidad Veracruzana mala fe en los procedimientos.

Por otro lado las emisoras de la nota impugnan que los terapeutas de Cendhiu sean profesionales, eso sólo se puede saber consultando el registro de cédulas profesionales, bastaría con  poner los nombres de los empleados adscritos a Cendhiu para darse cuenta que entre sus terapeutas no todos cuentan con grados académicos y sin embargo se ostentan como tales, en tal caso sí existiría falta de probidad y honradez por parte de la Universidad Veracruzana. ¿En manos de quiénes ponen la estabilidad mental de sus pupilos?  En relación al programa de inclusión también habría que cuestionar los procedimientos, ya que han surgido inconformidades de directivos de diversas facultades respecto a que Vianey Illescas de Felipe es quien toma las decisiones pasando por alto no sólo a su jefe inmediato, sino también a los directivos de facultades, convocando a maestros sin informar a los directores, lo que no es absurdo ya que según la misma Vianey Illescas cuenta con la protección de María José García Oramas, esposa del rector, en tal caso el conflicto de intereses es fuerte y claro.

Hasta aquí a la carta enviada para mas información de la Opinión Pública.

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