Quiebra moral/ Luis Carlos Ugalde/ Opinión

Adan Augusto López directivo de la mesa del senado de MORENA abrazó a Miguel Yunes Linares quien muchas veces denostó y atacó a AMLO, anoche hasta los vitorearon y casi los cargan.

Luis Carlos Ugalde

Para cumplir el deseo de López Obrador, Morena ha roto los límites morales que tanto pregona. Con tal de conseguir el voto faltante para aprobar la reforma judicial, le besaron la mano a uno de los prototipos de la degradación y corrupción del viejo régimen: Miguel Angel Yunes Linares.

Nunca se había palpado tanto la incongruencia que brota para cumplir los deseos del caudillo. Yunes ha sido, junto con Carlos Salinas y Felipe Calderón, uno de los archienemigos de López Obrador, quien lo ha señalado por corrupción, enriquecimiento ilícito y cometer fraude electoral en su contra.

Por su parte, Yunes lo ha llamado “loco”, “vividor”, “corrupto” y dicho que padece un “severo padecimiento mental”. Lo acusó de recibir dinero del exgobernador encarcelado Javier Duarte del PRI y ha saboteado sus campañas electorales en territorio veracruzano.

Yunes es mucho de lo que ha combatido López Obrador. Fue la cara que defendió al PRI de la multa histórica del caso Pemexgate en 2003. Fue aliado de Elba Esther Gordillo, quien según AMLO operó el fraude en su contra en 2006. Fue director del ISSSTE con Felipe Calderón cuando se impulsaron las reformas “antilaborales del periodo neoliberal” que, en palabras de López Obrador, “afectaron injustamente a los trabajadores al servicio del Estado”.

Y, sin embargo, ayer personas senadoras de Morena lo recibieron con aplausos, incluida Citlali Hernández, simple y llanamente porque les dio el voto que necesitaban para la reforma judicial. Festejaron cuando subió a la tribuna y lo cobijaron frente a los gritos de “traidor” que le propinó la oposición.

Vale la pena recordar que López Obrador acusó que las reformas del Pacto por México, ocurridas durante el gobierno de Peña Nieto, fueron espurias porque implicaron “la compra de opositores”. Hoy se repite la misma historia. Dos senadores del PRD –partido corrupto según López Obrador– se unieron al oficialismo para aprobar la reforma. Un senador de Movimiento Ciudadano fue presionado con persecución judicial a cambio de su voto.

La votación que avala la reforma judicial es contablemente válida, pero espuria desde el punto de vista de López Obrador: cooptación de senadores, uso de la justicia para presionar, exclusión. Ni los estudiantes fueron escuchados.

Pero acaso la mayor quiebra moral para el régimen morenista de izquierda es silenciar a las personas trabajadoras del poder judicial. No son las ministras o magistradas, sino miles de trabajadores que han marchado para protestar. Si se oponen a los deseos del líder, aun sean trabajadores, malos deseos deben tener, según Fernández Noroña. Si se oponen a Morena, no tienen legitimidad.

Cuando la lucha de inclusión que diste como izquierda desde los años setenta se desdeña en aras de las prisas para votar, te conviertes en oligarquía. Ayer cientos de trabajadores irrumpieron en el Senado; en lugar de escucharlos, el presidente del Senado citó en otra sede para votar la reforma judicial.

¿Qué sigue?

Un largo proceso de conflicto e inestabilidad. La reforma más importante de la era moderna nace con base en la exclusión. Morena tiene una amplia base social pero no del tamaño para una enmienda de esta magnitud histórica. Ganaron 54% del voto, pero tienen 73% de las diputaciones como resultado de la ingeniería electoral.

Esta reforma busca expulsar y destruir, lejos de transformar el poder judicial. Es la versión 2024 de la cancelación del aeropuerto de Texcoco en 2018. Se busca provocar y aniquilar porque lo que está en juego es el control político del país, no purificar al poder judicial.

Esta reforma será cuestionada en el futuro y, como López Obrador lo hizo en el pasado, le llamaran espuria con los mismos argumentos.

Pero acaso lo más grave es que alejará inversiones y deprimirá el crecimiento económico. No será un efecto de crisis inmediata, sino un proceso gradual pero constante de deterioro del potencial de crecimiento de la economía mexicana.

México ya ha perdido la oportunidad de la relocalización. A López Obrador le importa poco. ¿Y Claudia Sheinbaum?

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Comentarios

  1. No hay mejor forma de explicar lo que le pasa y le estará pasando a mi México lindo y querido, ahora lleno de rencor social y apasionados.

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