Una galaxia llamada 1ES 1927+654 y situada a unos 270 millones de años-luz de la Tierra, ha venido intrigando desde hace varios años a los astrónomos que la observan. Ya se sabía que 1ES 1927+654 tiene un núcleo galáctico activo, lo que significa que alberga un agujero negro activo en su centro. Este agujero negro en particular estaba tragando materia a un ritmo lento, una situación normal, hasta que su conducta cambió radicalmente en 2018.
En aquel año, el agujero negro incrementó su actividad repentinamente y de forma exponencial. El ritmo al que consumía materia aumentó drásticamente y su entorno inmediato se volvió más de 100 veces más brillante en el espectro de luz visible en el transcurso de unos pocos meses. Antes se creía que un cambio así tardaba mucho más que una vida humana, del orden de miles a millones de años. Ahora, sobre todo después de un nuevo estudio sobre el núcleo de 1ES 1927+654, parece obvio que puede tardar menos de un año.
Por si fuera poco, tras el gran aumento de actividad en 1ES 1927+654 que comenzó en 2018, y que incluyó casi un año de niveles extremadamente altos de emisión de rayos X, el agujero negro volvió a calmarse en 2020, solo para aumentar drásticamente su actividad de nuevo en 2023. En ese momento, desde el centro de 1ES 1927+654 comenzaron a llegar ondas de radio con una intensidad 60 veces superior a la anterior. El cambio tardó tan solo unos meses en completarse. Un comportamiento como este nunca antes se había observado en tiempo real en un agujero negro supermasivo.
Algunas de las observaciones en la banda de las ondas de radio muestran claramente un par de chorros de plasma formándose cerca del agujero negro de 1ES 1927+654 y expandiéndose en direcciones opuestas hacia el exterior durante 2023 y 2024. También es la primera vez que se observa la formación de chorros de esta clase en tiempo real.
La galaxia 1ES 1927+654, enmarcada dentro del círculo. (Imagen: Pan-STARRS / NASA Goddard Space Flight Center. CC BY-NC-ND)
En los últimos años, se ha comprobado que algunos agujeros negros supermasivos parecen emitir con mucha más intensidad en radiofrecuencias que cuando fueron observados por primera vez. Sin embargo, hasta ahora todos ellos habían sido observados en dos momentos separados por años o décadas, y se creía que la transformación desde la situación captada en la primera observación y la captada en la segunda era larga. El nuevo estudio sobre 1ES 1927+654 sugiere que en muchos de esos casos dicha transformación es rápida.
El estudio lo ha realizado un equipo encabezado por Eileen T. Meyer, de la Universidad de Maryland del Condado de Baltimore, Estados Unidos.
Algunos datos sugieren que el aumento drástico de actividad en el centro de 1ES 1927+654, manifestado en la banda de la luz visible del espectro electromagnético, pudo deberse a un “evento de disrupción de marea”, un fenómeno violento en el cual un objeto de gran tamaño, como una estrella o una nube de gas, se acerca demasiado a un agujero negro inactivo y su desmenuzamiento por este calienta de manera colosal la materia y ello hace que el entorno se ilumine mucho durante unos años, delatando que el agujero negro ejerce una intensa actividad de absorción de materia.
El análisis de otros datos muestra claramente a los chorros de plasma alejándose del agujero negro en direcciones opuestas. Tales chorros se desplazan a una velocidad colosal, de entre el 20 y el 30 por ciento de la de la luz.
Estos chorros son relativamente pequeños en comparación con los chorros enormes surgidos de algunos de los núcleos galácticos activos más potentes y previsiblemente el tiempo que pasa su fuente emitiéndolos es también muy inferior. Estos chorros pequeños son claramente de un tipo distinto. Todo apunta a que son la consecuencia de la ingestión de una única estrella o nube de gas.
El estudio se titula “Late-time Radio Brightening and Emergence of a Radio Jet in the Changing-look AGN 1ES 1927+654”. Y se ha publicado en la revista académica The Astrophysical Journal Letters. (Fuente: NCYT de Amazings)
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