Ayer cumplió un mes del asesinato de Rubén Espinosa Becerril. Ayer mismo el procurador General de Justicia en el Distrito Federal, Rodolfo Ríos Garza presentó ante los medios de comunicación la identidad de un segundo detenido de lo que ellos clasifican “caso Narvarte”. Abraham Torres Tranquilino de 24 años de edad, un ex policía del DF, fue asegurado por la supuesta participación en la masacre en contra del fotoperiodista, Rubén Espinosa Becerril, la activista social, Nadia Vera Pérez y tres mujeres más.
Según el procurador no se había dado a conocer la identidad de este sujeto a causa de que la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) solicitó que no hiciera público el rostro de quien presuntamente fue uno de los que torturaron, desollaron con un pela papas a sus víctimas, violó a las mujeres y les dio el tiro de gracia a Rubén, Nadia, Mile, Yesenia y Alejandra. Lo indignante es que la CNDH nunca se pronunció en contra de la campaña de desprestigio que fue ordenada por parte de la PGJDF, pues eran los que filtraban información confidencial de las investigaciones a los medios de comunicación “a modo”.
A un mes, de su asesinato. A un mes, del esperado tiempo que necesita el gobierno del estado para que los periodistas, los ciudadanos y las activistas sociales olviden está vileza perpetrada en contra de Rubén; el día de ayer, en la Plaza Regina Martínez, esa misma que luchó el fotoperiodista por cambiarle el nombre; ese mismo lugar, donde sus manos se llenaron de cemento instalando en una de las escalinatas, la placa que contenía el nombre de la corresponsal de Proceso, que los mismos colegas de Xalapa cooperaron para que fuera digna de la periodista. En ese mismo lugar en donde los “orejas” del Cisen le tomaron fotos a él y a sus compañeros, para correr a mostrarle al secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez de quienes estaban incomodando al gobernador. Acto que originó le pusieran una “sombra” permanente que lo seguía a todos lados y la qué provocó se autoexiliara en el Distrito Federal.
Hace un mes la terrible noticia de su asesinato cimbró a su familia, a sus amigos, a sus colegas, a las ONG’s, a los medios de comunicación tanto local, nacional e internacional. Esos mismos amigos y colegas, llevaron a cabo en la Plaza Regina Martínez un performance el día de ayer, en su memoria. La representación de tres mujeres vestidas de blanco, quienes personificaron el asesinato. Frente a palacio de gobierno, para que jamás olviden que esa plaza no tan sólo lleva el nombre de Regina, sino también el de Rubén y de los 13 periodistas más asesinados. Una plaza, en donde cuando la volteen a ver quienes mal gobiernan el estado, podrán sentir como emana el espíritu de cada uno de ellos para exigirles la justicia que nunca les han dado. Para exigirles un alto a la impunidad y a la protección de sus verdaderos asesinos.
Los priísmitivos
¿De qué está hecho un priísta? Es una pregunta que al final de cuentas, todos los mexicanos en este momento nos hacemos con relación a quienes integran a esta corriente partidista. Muchos dirán que no se puede generalizar indiscriminadamente. No dudamos que exista algún priísta perdido que no concentre la opinión generalizada de la población que es el repudio y el hartazgo. No dudamos que existe uno que ande perdido en algún lado de la faz de la tierra. Un militante del tricolor que realmente sea una persona íntegra, con ética y congruencia para desarrollar el papel que en el caso de haber sido beneficiado por la población a través del voto con un cargo político, y que sea tan extraño e incongruente para la mayoría de los priístas, por cometer el delito de buscar el bienestar social. Estos son relegados, porque no cumplen con el requisito primordial para ser digno militante del tricolor: ser un corrupto.
Pero ¿En dónde está ese “ético” priísta? ¿Quién lo conoce? Considero que cada uno de nosotros podría conocer al menos uno con esas características de pulcritud política. Desafortunadamente para la sociedad mexicana, es un porcentaje mínimo. Un pequeño eslabón perdido -pero muy perdido- del priísmo en México.
Sabemos de antemano que priístas de cepa se enmudecen de la situación que vive su partido político. Corriente partidista que cayó en manos de un grupo de “Ninis” quienes al ver que tenían el control del país, de los estados, de los municipios y de las legislaturas, se dedicaron a vivir en plenitud y no a gobernar. Personajes que coinciden en un aspecto muy peculiar: ser unos ignorantes y sin experiencia alguna en política, mucho menos para administrar un país, estado o municipio. Los legisladores son extras que calientan una curul y sólo abren su boca o levantan su mano, cuando sus patrones se los indican.
Si definiéramos al priísmo, el concepto sería algo como esto:
Doctrina ideológica conformada por los seguidores –militantes- del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y de sus partidos satélites, Partido Verde Ecologista de México (PVEM), Partido Nueva Alianza, Partido Encuentro Social (PES), Movimiento Ciudadano (MC), y Humanista (PH), pero que también se encuentra integrado por un gran número de militantes del Partido Acción Nacional (PAN), Partido de la Revolución Democrática (PRD) y del Partido del Trabajo, quienes se han infiltrado en dichas corrientes partidistas para su debilitamiento y con ello, beneficiar al PRI.
Una de las características predominantes en ésta doctrina ideológica, es que mantienen un sistema característico para seleccionar a sus futuros dirigentes y también a quienes serán sus futuros candidatos. Este consiste en el tradicional “dedazo”, proveniente de quienes ocupen en ese momento la cúpula del poder.
En lo que se refiere a sus diversas campañas políticas de todos y cada uno de sus candidatos -que ocuparán puestos de elección popular- en esta, imperará la compra de voluntades de ciertos sectores de la población que son consideraros por ellos como grupos sociales marginados. El sistema es simple, los “pobres” aceptan ser acarreados a los diferentes actos proselitistas a cambio de una camiseta, una despensa de 20 pesos, artefactos de cocina, etc., todos de pésima calidad. En el día de las votaciones estos mismos grupos marginados, por un escueto pago, proporcionan sus datos y credencial oficial del ahora Instituto Nacional Electoral, para otorgarles su voto a los candidatos priístas.
Cuando estos ya han logrado su objetivo de posicionarse en el puesto político en cuestión –presidencia de la República, senaduría, legislaturas federal o local, gobernador, alcaldes, agentes municipales- según su servicio político, conformarán estrategias específicas para beneficiar al gobernante en turno y su gabinete, mientras ejecutan acciones lacerantes en contra de la ciudadanía y adversarios políticos. Nada, absolutamente nada lo que prometieron en sus campañas las cumplirán, ni porque lo firmen bajo Notario Público.
Mantienen un control impresionante en los medios de comunicación por medio –en muchos de los casos- jugosos convenios, convirtiendo a un gran porcentaje de las redacciones, en oficialistas tanto en sus campañas como en el poder, para promocionar cada una de sus actividades y/o ordenar intrigas y desprestigios en contra de los que ellos consideran adversarios políticos y en contra de representantes de su propio gremio.
Toda esta definición, coadyuva enormemente para comprender las absurdas y poco afortunadas declaraciones de ciertos personajes políticos; como la de la diputada federal del PRI del municipio de Coatzacoalcos, Patricia Peña Recio, secretaria de la Comisión de Asuntos Fronterizos Sur Sureste de la Cámara de Diputados, quien el pasado 25 de agosto del año en curso, las organizaciones y defensores de derechos humanos la acusaron de violentar el artículo Primero de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos al discriminar y criminalizar a los migrantes.
“Son un peligro porque en los sitios en donde hacen parada, se prostituyen y matan y además no merecen atención porque no votan» dijo servil priísta, quien se seguramente le ordenaron tan insulsa declaraciónDonald Trump -ante el lacerante silencio del presidente de la República, Enrique Peña Nieto- se ha dedicado a discriminar a los latinos y principalmente, a los mexicanos. Cómo poder criticar las acciones retrogradas del candidato a la presidencia de los Estados Unidos, cuando una tipa como la priísta, Peña Recio –cobijada de Juan Nicólas Callejas- hace este tipo de declaraciones degradantes en contra de los migrantes, quienes su único delito, intentar salir de su situación de pobreza al no tener oportunidades en su país.
¿De qué está hecho un priísta? Se preguntó en las redes sociales. Unos opinaron abiertamente, otros de forma privada.
Los ciudadanos opinaron que “De mierda (…) De ignorancia y perversidad (…) De historia. La historia de un sistema que exige pragmatismo, no valores, para hacer carrera política (…) De corrupción y de prepotencia (…) Los verdaderos priistas, «no los que gobiernan», están hechos de ideología social, de deseos de justicia social, de igualdad, de clases, de servicio. Ahora si me preguntas por muchos de los que gobiernan, que no son priistas pero que el cuate los puso ahí como tales, están hechos de ambición, lambisconería, arribismo, deseos de fregar al prójimo (…) Hechos de ciudadanos sin memoria (…) Actualmente prevalece la ambición y la falta de escrúpulos (…) De maldad, de corruptos, de ambiciosos y enanos (…) De estúpidos y de gentuza ignorante que utilizan el poder para promover la inseguridad en el estado (…) No sé de qué están hechos, me imagino que de pura mierda, pero lo único que puede decirte que ya quiero que se largue Duarte (…) Todos los partidos políticos son una porquería (…) De prepotencia y de hambre”.
En conclusión, para ser un buen priísta, este debe de ser corrupto, ignorante, prepotente, lambiscón, arribista, ambicioso, sin escrúpulos, estúpido y muerto de hambre. Quienes cumplen con todos estos atributos -según los ciudadanos- podrán considerarse un excelente representante del PRI.
Y tú ¿Qué tan priísta eres?
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