Por: Blanca Margarita Cruz Badillo
El reciente fallecimiento de una menor de tres años a causa de la influenza aviar A (H5N1) en Gómez Palacio, Durango, es un recordatorio alarmante de la fragilidad de nuestra salud pública frente a enfermedades zoonóticas. Este es el primer caso humano reportado en México, y aunque hasta ahora se ha considerado que el riesgo de contagio es bajo, las autoridades sanitarias han tomado medidas preventivas como el cerco epidemiológico y la realización de pruebas a los contactos cercanos. Sin embargo, este triste suceso debe encender una señal de alerta sobre la urgencia de actuar con rapidez y eficacia para evitar que la situación se salga de control.
La influenza aviar es una enfermedad viral que afecta principalmente a las aves, pero que en raras ocasiones puede transmitirse a los seres humanos. Aunque las autoridades han declarado que no se han identificado más casos en humanos hasta el momento, la experiencia en otros países muestra que estos brotes pueden evolucionar rápidamente si no se implementan medidas estrictas de control y prevención. De hecho, si no tomamos las precauciones necesarias, podríamos enfrentarnos a un brote más amplio que no solo afecte a la población humana, sino también al sector agrícola, con consecuencias económicas y sanitarias graves.
Es en estos momentos cuando la colaboración entre las autoridades de salud, medio ambiente y agricultura es más crucial que nunca. Mantener la vigilancia en las granjas avícolas y en las zonas rurales de alto riesgo, reforzar los protocolos de bioseguridad y fomentar una cultura de prevención son acciones fundamentales para evitar una propagación descontrolada. Además, la población debe estar informada sobre los riesgos y las medidas que pueden tomar para protegerse, como evitar el contacto directo con aves enfermas y seguir las recomendaciones de las autoridades sanitarias.
En este contexto, es también importante recordar la relevancia de las vacunas. La vacunación es una de las estrategias más efectivas para prevenir enfermedades, no solo las que afectan a la población humana, sino también para evitar el contagio de enfermedades entre animales y de animales a humanos. En el caso de la influenza aviar, aunque no existen vacunas disponibles específicamente para el H5N1 en humanos de manera generalizada, las personas que viven en áreas de riesgo o que trabajan con aves deben estar al tanto de las vacunas disponibles para otras formas de influenza y seguir las recomendaciones de las autoridades sanitarias.
La prevención no es una opción, es una necesidad. Si bien es cierto que el riesgo de contagio de la influenza aviar en humanos sigue siendo bajo, la historia ha demostrado que las amenazas de salud pública no deben subestimarse. Solo con una respuesta rápida, medidas de control efectivas y un compromiso conjunto de la sociedad, las autoridades y el sector privado podremos evitar que esta situación se convierta en una crisis mayor.
Recordemos que la salud es responsabilidad de todos. Mantenernos informados, vacunarnos cuando sea necesario y seguir las recomendaciones oficiales es vital para protegernos y evitar consecuencias más graves. La prevención es el camino para mantener a México sano y preparado ante cualquier amenaza sanitaria.
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