Javier Duarte: A buen entendedor, pocas palabras/ Matices

Pareciera que el gobierno de México, no quiere traer a Javier Duarte de Guatemala

Tengo algo que declarar… Paciencia, prudencia, verbal contingencia, dominio de ciencia. Presencia ¿o ausencia?, según conveniencia. Muchas gracias. Verbal contingencia, gracias.

(Javier Duarte de Ochoa, ex-gobernador priísta de Veracruz, 4 de julio de 2017)

El pasado 15 de abril, Javier Duarte de Ochoa, ex gobernador de Veracruz, fue detenido en el hotel Riviera de Atitlán, en el municipio de Panajachel, en Guatemala, luego de 185 días de mantenerse en calidad de prófugo de la (así se dice) justicia mexicana. Su última aparición pública, la había realizado el 12 de octubre de 2016 ante las cámaras del espacio de “noticias” matutinas de la televisora consentida del régimen. Luego, se esfumó.

Duarte es acusado de varios delitos, como operaciones con recursos de procedencia ilícita, delincuencia organizada, tráfico de influencias, abuso de autoridad, y otras linduras. Según voces surgidas desde la nación hermana, entró ilegalmente a suelo chapín, y por ese delito, bien pudo haber sido deportado inmediatamente por el gobierno guatemalteco. Pero no fue así. En declaraciones del ex Ministro de Relaciones Exteriores de Guatemala, Gabriel Orellana Rojas, en el caso Duarte existe un interés político mayúsculo por parte de algunos sectores para usarle “como un trofeo de cacería”.

Por eso, aseveró Orellana Rojas, las autoridades mexicanas prefirieron que su captura “se hiciera con base a la orden internacional y toda la parafernalia que rodea estos casos”. En efecto, desde el gobierno mexicano se dieron expresiones que más bien parecieron argucias legaloides tendientes a dejar al interfecto alejado por más tiempo de suelo mexicano. Sin embargo, todo tiene un límite, y el gobierno de Enrique Peña Nieto (declarado él mismo, en noviembre de 2011, amigo del así llamado Javidú) decidió, finalmente, pedir su extradición.

A la fecha, Duarte sigue recluido en el penal militar de Matamoros, del país vecino. Sin embargo, luego de tres comparecencias en juzgados, declaró su decisión de allanarse a la solicitud de extradición presentada por el gobierno mexicano, para responder legalmente y defender su presunta inocencia de los cargos que se le imputan “ya que no cometí tales delitos y es mi deseo así acreditarlo ante el Poder Judicial de la Federación de mi país”, afirmó. Palabras más, palabras menos, lo que quiso decir es que aceptaba regresar a México para así ser exonerado por sus cuates del gob… digo, para así demostrar su inocencia ante la impoluta e imparcial justicia mexicana.

Por supuesto, la nota más reciente en torno al representante del “nuevo PRI” (Peña Nieto dixit) fue su declaración ante medios al salir de la última audiencia en juzgados, la cual fue hecha en los términos que se consignan arriba. Ya se especula sobre el significado de lo espetado por el otrora intocable gobernador: que si le ha afectado la reclusión; que si ha ingerido fármacos fuera de prescripción razonable; que si declaró como lo hizo para aparentar una debilidad mental que le ayude a salvar el pellejo; o que si lo hizo simplemente para burlarse de todo mundo. Otros, más quisquillosos (¡qué gente tan mal pensada!) presumen que Javidú aprovechó los reflectores para, con habilidad brillantísima, enviar un mensaje cifrado a quien sólo él sabe.

¿Será que haya mandado mensaje en clave a su amigo el presidente?, ¿a su “rival” el hoy gobernador de Veracruz?, o ¿acaso a su círculo familiar?, o de plano ¿a todos juntos? En este México que vive al día en avances tecnológicos – ¡en la era de Pegasus, pues!– pronto nos enteramos que sus expresiones fueron usadas, tiempo atrás, como “recetas purificadoras, desintoxicantes, regeneradoras e incluso milagrosas”, por su esposa Karime Macías, quien a su vez, las tomó “prestadas” de un individuo español.

Una cosa parece segura: Javier Duarte sigue siendo hombre del sistema, y llegará a casa con la indicación clara de seguir sirviendo al partidazo que tanta buena vida le ha dado (pese a que éste lo “expulsó” el 25 de octubre pasado). Sobre todo, de cara el proceso electoral de 2018.

Si Eva cadena, ¿Javier desencadena? O como dijo ese priísta que aquí se refiere, hoy venido a poeta profundo: “presencia ¿o ausencia?, según conveniencia”.

http://www.ricardosantes.com

@RicSantes

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