Tiempo de sombras, tiempo de zozobras/ El Cristalazo

No hay en el gabinete un sólo funcionario con los tamaños para poner a Donald Trump en su lugar
- en Opinión

Una ola de indignación recorre las sierras y los valles; su ácida agua amarillenta se cuela por todos los rincones de la patria y nos enoja y, en cierto modo, entristece.

El Gran Patán, el rubio cuya patria nos causa, por otra parte, envidia y anhelo, nos trata con desprecio, nos confina en la definición de nuestra mala conducta generalizada: nos ha dicho ladrones, violadores, asesinos. Poco le falta para enviarnos al agujero excrementicio.

Y a ello hemos respondido con la sorpresa: como si esa actitud no fuera la prolongación de la historia de despojos y abusos por parte de Estados Unidos contra México.

Y ahora dice: Ése es el país más peligroso del mundo.

Y en pueril afán de rectificarlo, sacamos de la gaveta un listado de estadísticas en cuya relatoría se prueba lo contrario: hay por lo menos otros 22 lugares del mundo donde hay más crímenes, muertes violentas y desazón crónica. Países más pobres, más jodidos, pues; más expuestos al baño de sangre en el cual nos sumergimos día con día, como Vladímir Putin en las aguas heladas de un lago de hielo en la epifanía ortodoxa.

Ser mexicano es cada día más difícil y complejo. Es arduo asunto convivir con este juego de espejos distorsionantes de una realidad en la cual ni siquiera nosotros nos entendemos. Decimos estar indignados contra El Gran Patán, pero no reconocemos la forma cómo hemos tratado de eliminar nuestros escasos valores en pos de una imitación constante de la cultura (o incultura) americana.

No es posible estar del lado de Trump en algo. Ni siquiera en sus escasos aciertos, los cuales son tan pobres como para ni siquiera recordarlos.

México no puede cambiar a Trump, pero sí debería cambiar a México.

En lugar de ofendernos por la calificación quizá exagerada sobre la peligrosidad de nuestro país, ya tenemos motivos de sobra para buscar entre todos los candidatos una solución, así fuera gradual y parcial, del más grave asunto nacional: el crimen, la tolerancia hacia el delito, la complicidad de los poderes públicos con los afanes delictivos de grupos bien organizados a los cuales se les encubre —en gobiernos locales de todos los partidos—, un día si y otro también.

Quizá México no sea el país más peligroso del mundo, pero sí ha sido el país más peligroso para los 200 mil o más mexicanos muertos de manera violenta en la última década, por lo menos. Es el país más peligroso en el cual hemos vivido. No fue así el de nuestros padres ni el de los abuelos. Por desgracia tampoco será así el de nuestros hijos y nietos; será peor.

Y si ponemos por ejemplo la tragedia del México revolucionario, con su millón de cadáveres (jamás comprobados mediante una contabilidad exacta; sólo calculados amargamente), estaríamos incurriendo en el error de poner lo malo junto a lo peor, sin dejar espacio para lo justo, lo necesario o conveniente.

—¿Cómo discutir con El Gran Patán y sus falsedades y exageraciones cuando el periódico de allá o de aquí publica una nota como ésta?

“(EOL).- El decimoséptimo levantamiento de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), menciona que, durante septiembre de 2017, 76 por ciento de la población de 18 años y más consideró que vivir en su ciudad es inseguro.

“Los datos obtenidos por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), indican que las ciudades con mayor percepción de inseguridad fueron: Villahermosa, Coatzacoalcos, la Región Norte de la Ciudad de México, Reynosa, Ecatepec de Morelos y la Región Oriente de la Ciudad de México

“La percepción de inseguridad siguió siendo mayor en el caso de las mujeres con 80.3 por ciento, mientras que los hombres se ubicaron en 71”, menciona el documento.

“En septiembre de 2017, 35.5 por ciento de la población de 18 años y más residente en las ciudades de interés consideró que en los próximos 12 meses la situación de la delincuencia en su ciudad seguirá igual de mal.

“Por otra parte, 37.4 por ciento de la población mencionó que la situación empeorará en los próximos12 meses, lo que representa un aumento en este indicador de 3.3 puntos porcentuales respecto a septiembre de 2016”, se lee.

“La encuesta refiere que la inseguridad y violencia, llevó al 62.5 por ciento de la población de 18 años y más, modificó sus hábitos respecto a “llevar cosas de valor como joyas, dinero o tarjetas de crédito” por temor a sufrir algún delito.

“En tanto, 54.3 por ciento reconoció haber cambiado hábitos respecto a ‘permitir que sus hijos menores salgan de su vivienda’; 52.3 por ciento cambió rutinas en cuanto a ‘caminar por los alrededores de su vivienda, pasadas las ocho de la noche’ y 33.4 por ciento cambió rutinas relacionadas con ‘visitar parientes o amigos’.

Eso se llama vivir con miedo.

Sí, es verdad. Construir el muro es una afrenta y una locura imposible, por su parte, pero cómo responder cuando hechos como éste nos llevan directo a un hoyo de mierda, como dice de algunos otros el Gran Patán:

“…La Secretaría de Gobernación (Segob) remitió a la Cámara de Diputados el Informe Anual 2016 del Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas, en donde precisa que al 31 de diciembre de 2016, el total de personas desaparecidas y no localizadas del fuero común fue de 29 mil 485.

“Por su parte, la información remitida por la Procuraduría General de la República reporta mil 14 registros de personas en la misma situación del fuero federal.

“Las entidades federativas con mayor número de registros relacionados con casos antes citados, son: Tamaulipas, Estado de México, Jalisco, Sinaloa, Nuevo León, Chihuahua y Coahuila. La suma acumulada de las personas, que al 31 de diciembre de 2016 permanecían como desaparecidas y no localizadas en estos siete estados, representó 67 por ciento del total nacional”.

Y alguien dirá, son cosas de la vida, los hombres y las mujeres se van, huyen, se alejan, pero estos otros hechos son escalofriantes. Y frente a ellos no hay oratoria defensiva posible:

“…El hallazgo de los restos óseos de 33 personas en cuatro fosas clandestinas localizadas en la comunidad Pantanal, municipio de Xalisco, superó el número de espacios de los frigoríficos del Servicio Médico Forense (Semefo) en esta capital, que únicamente pueden almacenar 27 cuerpos.

“Raúl Corona, supervisor del Semefo, informó que mientras se realiza la labor de identificación de las víctimas, los restos fueron embalados en bolsas especiales, y hasta cuatro de éstas fueron colocadas en cada contenedor para congelación”.

Y por si fuera poco, como postre para el menú del Gran Patán:

“…Autoridades mexicanas dijeron el viernes que más de un centenar de policías está siendo investigado tras la desaparición de tres jóvenes, dos de los cuales fueron asesinados en Guerrero.

“Los jóvenes fueron detenidos en dos episodios diferentes el 31 de diciembre, por supuestos policías de Chilpancingo. Dos de ellos fueron hallados descuartizados y dentro de bolsas de plástico, cerca de Acapulco”.

Sí; tenemos razón para vivir indignados contra el patán, pero mayor debería ser nuestra indignación frente a nosotros mismos. Tristeza nos deberían dar las pobres ofertas políticas de los candidatos cuya promesa va de la imposible amnistía al pudoroso proyecto —una vez más—de profesionalizar las policías y demás anhelos jamás cumplidos y en mil ocasiones ofrecidos.

Y así vamos entre la superficialidad y el escándalo. La corriente informativa dominante nos sube al barco de la condena por el acoso sexual a las actrices del espectáculo hollywoodense, pero nos cierra los ojos ante hechos tan graves como éstos:

“…En los últimos diez años (2007- 2016) fueron asesinadas 22 mil 482 mujeres en las 32 entidades del país, revelan cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

“Es decir, en promedio, cada cuatro horas ocurrió la muerte violenta de una niña, joven o mujer adulta. Las causas fueron por mutilación, asfixia, ahogamiento, ahorcamiento o bien degolladas, quemadas, apuñaladas o por impactos de bala.

“El Inegi detalla que las carpetas de investigación por homicidios violentos que iniciaron los Ministerios Públicos de las Fiscalías y Procuradurías estatales pasaron de mil 83 en 2007 a 2 mil 735 en 2016, lo que presenta un incremento de 152%”.

Y ante estos hechos no falta un cretino cuya pluma diga: debe usted darle un manotazo a Trump, señor Presidente.

No se puede ser tan idiota.

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