La enfermedad se extiende/ El Cristalazo

- en Opinión

“El miércoles pasado, los trabajadores de los sectores afectados dieron muestra de la fuerza que toma su movimiento con una marcha que salió del Hospital General de México y llegó a la sede de la Ssa. Los organizadores estimaron en alrededor de 10 mil la cantidad de participantes”.

Habitualmente la agenda de actividades presidenciales del año se inicia con la conmemoración (el cinco de enero) por el aniversario de la carrancista Ley Agraria y el día seis —como regalo de Reyes Magos— el festejo de las enfermeras.

A veces la fecha se utiliza para hacer algún anuncio importante. Así ocurrió en el primer año de Felipe Calderón, cuando el ex presidente se deshizo en elogios hacia la historia familiar de Ernesto Cordero y su madre, una notable trabajadora de la Salud.

6 de enero, día de a enfermera
6 de enero, día de a enfermera

Hoy el anuncio es la cancelación del festejo, al menos por cuanto hace a la presencia presidencial. Las razones, causas o pretextos son lo de menos. Quizá la explicación se encuentra en esta nota publicada hace ya varias semanas cuando la escandalera del puente Guadalupe-Reyes no dejaba espacio para nada como no fuera el jolgorio.

Recordemos este importante antecedente:

“(LJ) Las áreas de enfermería, trabajo social y terapia física de diferentes instituciones federales y estatales están conformando un movimiento nacional de protesta por las condiciones laborales que enfrentan. En particular por la pretensión y/o aceptación de la Secretaría de Salud (Ssa) de restringir la profesionalización de las enfermeras y no reconocer, ni en categoría ni salario, sus grados académicos de licenciatura y posgrado.

“El miércoles pasado, los trabajadores de los sectores afectados dieron muestra de la fuerza que toma su movimiento con una marcha que salió del Hospital General de México y llegó a la sede de la Ssa. Los organizadores estimaron en alrededor de 10 mil la cantidad de participantes.

“Lo cierto es que al final del recorrido fueron recibidos por funcionarios del área de Recursos Humanos: Isabel Gómez y Efraín García, entre ellos, quienes se comprometieron a que el próximo miércoles 10 de diciembre se volverán a reunir con los empleados, pero ahora con la asistencia de al menos un representante de las otras instituciones: los institutos Mexicano del Seguro Social (IMSS), de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste) y del Gobierno del Distrito Federal para instalar una mesa de negociación”.

Lo cierto a estas alturas es un movimiento incipiente, pero creciente en cuya organización hay activistas profesionales, como suele suceder. Es el caso de Martínez Valero, ubicado en el Centro de Salud de Coyoacán, cuyo pasado lo vincula con Alejandro Echeverría a quien la historia universitaria conoce como “El Mosh”. ¿Recuerda usted?

Por lo pronto este movimiento podría significar una tormentosa nube negra en el plomizo cielo crónicamente gris y encapotado sobre la cabeza de la secretaria Mercedes Juan, quien quizá no llegue ni al día de San Juan. Todo se le va en repartir culpas a diestra y siniestra, sin asumir responsabilidad alguna.

La invocación para este movimiento, cuya desatención podría contaminar a los médicos resentidos desde el “herradero” de Guadalajara, cuando la secretaria tuvo la ocurrencia de proponer una fiscalía contra los doctores —en lugar de buscar justicia, buscó pena—, y sus posibles actos de negligencia.

Sólo falta una chispa y es muy simple esperarla: cuando las enfermeras se desplacen con su protesta al grito de vivos se los llevaron, vivos los queremos. Y entonces se extenderá el contagio.

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