¡Ay, qué tiempos!, mi general…/ El Cristalazo

- en Opinión

Hoy el sistema global obliga a invitar a las herederas de esas empresas a regresar con capital y tecnología. Al menos esto ha dicho el secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell.

Modificado en su naturaleza esencial, el artículo 27 de la Constitución dejó de ser el sustento jurídico de la hazaña histórica de la expropiación de las empresas petroleras.

De 1938 al año pasado, México vivía en el utópico mundo de una soberanía asentada en la exclusividad estatal sobre el manejo de la energía y los recursos del subsuelo.

Lázaro Cárdenas del Río decretando la expropiación petrolera un 18 de agosto del año de 1938
Lázaro Cárdenas del Río decretando la expropiación petrolera un 18 de agosto del año de 1938

Ese modelo le dio el impulso para su industrialización, pero la velocidad del mundo superó el anhelo del Estado poderoso y único dueño. La tuerca dio un giro y la realidad obligó a los cambios.

Por eso la conmemoración del 18 de marzo fue una especie de pálida sombra en la evocación de lo superado y la exaltación de lo porvenir. Lejos, muy lejos ha quedado este discurso nacionalista del presidente Lázaro Cárdenas:

“…Nadie ignora tampoco cómo en distintas épocas a las que señalamos y aún contemporáneas, las compañías petroleras han alentado casi sin disimulos, ambiciones de descontentos contra el régimen del país, cada vez que ven afectados sus negocios, ya con la fijación de impuestos o con la rectificación de privilegios que disfrutan o con el retiro de tolerancias acostumbradas.

“Han tenido dinero para armas y municiones para la rebelión. Dinero para la prensa antipatriótica que las defiende. Dinero para enriquecer a sus incondicionales defensores.

“Pero para el progreso del país, para encontrar el equilibrio mediante una justa compensación del trabajo, para el fomento de la higiene en donde ellas mismas operan, o para salvar de la destrucción las cuantiosas riquezas que significan los gases naturales que están unidos con el petróleo en la naturaleza, no hay dinero, ni posibilidades económicas, ni voluntad para extraerlo del volumen mismo de sus ganancias.

“Tampoco lo hay para reconocer una responsabilidad que una sentencia les define, pues juzgan que su poder económico y su orgullo les escuda contra la dignidad y la soberanía de una nación que les ha entregado con largueza sus cuantiosos recursos naturales y que no puede obtener, mediante medidas legales, la satisfacción de las más rudimentarias obligaciones…”.

Hoy el sistema global obliga a invitar a las herederas de esas empresas a regresar con capital y tecnología. Al menos esto ha dicho el secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, en días pasados:

“…El secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, anunció que la reforma energética detonará inversiones por 62 mil 500 millones de dólares en el periodo 2015-2018 con la creación de 212 mil empleos directos e indirectos en las primeras dos licitaciones de la Ronda 1, que permite a las empresas la exploración y exploración de hidrocarburos en aguas someras del Golfo de México.

“El titular de la Sener aseguró que a poco más de 6 meses del inicio de la reforma energética ésta avanza con eficiencia y agilidad.

“Por su parte, el director general de Petróleos Mexicanos (Pemex), Emilio Lozoya, estimó que la inversión esperada en asociaciones y migración de contratos en su fase productiva por toda la vigencia de los acuerdos será de unos 76 mil millones de dólares”.

Hoy nos queda el espejo de Neruda: nosotros, lo de entonces, ya no somos los mismos.

—¿Verdad, mi general?

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