El poder, las letras, visita de doctor/ El Cristalazo

- en Opinión

Yo le diré, don Luis, ¡y eso sí!, que no estoy dispuesto a que por chismes de mediquetes se menoscabe el crédito de mi gobierno en lo más mínimo. ¡Deberían saberlo mis enemigos para no descuidarse, porque a la primera les boto la cabeza! ¡Retírese! ¡Salga, llame a ese animal!”
Las palabras anteriores fueron escritas por Miguel Ángel Asturias, mucho tiempo antes del advenimiento de la ola “democrática” en los pueblos mesoamericanos. Su contenido resume algo de lo más esencial en la conformación cultural del poder: al poder no se le cuestiona ni se le critica.
Señalar una falla es ofenderlo, perseguir sus errores es subvertir el orden. Las palabras del “señor Presidente” no provienen de otra fuente sino del verbo dogmático del virrey de Croix: han nacido ustedes para callar y obedecer.
Hoy Guatemala se mira en otro espejo, no aquel de “Lida sal” concebido también por Asturias (con él Guatemala albergó un Nobel y muchos años después México lo siguió con Octavio Paz), sino en la superficie social donde se refleja la única posibilidad real del juego democrático: el respeto a la ley y el castigo para quien no lo haga, sin importar su condición jerárquica.
En esas condiciones Guatemala ha llevado a juicio (quizá con la innegable ayuda extranjera, propia de un país neo colonizado de manera similar al nuestro, es cierto) a tres ex presidentes: Alfonso Portillo, por delitos de corrupción y extrañamente no por dos homicidios cometidos en México, casualmente; Efraín Ríos Mont, por ofensas graves contra los Derechos Humanos, genocidio, entre ellas; y ahora Otto Pérez Molina, por un supuesto fraude fiscal de tres millones de dólares. Una bicoca.
Pero no se castiga el monto, se castiga el hecho. Y aun cuando no puede olvidarse la mano del interés político en el encausamiento del Presidente, hay datos sobre cuya aparición deberíamos todos reflexionar. No sólo en la coyuntura de allende el Suchiate, sino por la innegable relación con México.
En uno de sus primeros alegatos defensivos ha dicho Pérez Molina: El Chapo Guzmán me ofreció tres veces más del monto por el cual me acusan. Su intención es simple y hasta cierto punto ingenua: como no me corrompí por lo más, tampoco habría de hacerlo por lo menos.
Y volvemos, no es asunto de montos, sino de sustancia.
El cumplimiento de la ley no se dosifica. O se cumple o se incumple; o se está embarazada o no se está; o se es virgen o no. Valores absolutos. Todo o nada. Ni mentiras pequeñas ni piadosos engaños. El cinismo de reconocer no exculpa.
Pero más allá de discusiones morales (o moralinas) algo deberíamos saber los mexicanos: ¿Mediante cuáles correos había una línea entre Almoloya y Guatemala? ¿Le compartió Pérez Molina al gobierno mexicano las ofertas de soborno por parte de Guzmán?
Ocho o diez millones de dólares no se regalan; se ofrecen a cambio de algo. ¿Lo habrá logrado El Chapo con alguien de nivel inferior? ¿Es Guatemala el traspatio de nuestros cárteles?
En esas condiciones la antigua Capitanía hoy se enfrenta a un proceso electoral en condiciones sumamente peculiares y extrañas. El pueblo, al sentirse engañado, podría reaccionar como suelen hacerlo algunas mujeres ante la traición: entregarse a quien más coraje le daría a quien quieren herir, sin darse cuenta de la profundidad de la herida auto infligida. Caer, por ejemplo, en brazos del populismo, por si la referencia nos suena conocida,
De eso advierte el editorial de Prensa Libre, un diario de larga tradición en Guatemala.
“El proceso del ex presidente Pérez Molina ya se encuentra en los cánones jurídicos. Su abogado defensor expuso las razones por las cuales considera que no es culpable su cliente, y poco antes los fiscales del Ministerio Público y de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala habían solicitado ligarlo a proceso.
“A partir de las cuatro de la tarde de ayer, el centro de la vida política nacional se trasladó de la sala del Tribunal a todo lo relacionado con los centros de votación instalados en todo el país.Los ciudadanos necesitan tomarse un tiempo para meditar respecto de quién será el candidato al que favorecerán con su voto, y por qué causas.
“El resultado de la encuesta de este diario publicada el jueves indica que un tercio de la población aún no ha decidido por quién votar, y también señala que existe un empate técnico entre los candidatos ocupantes de los primeros puestos. Esto hace que sea muy difícil predecir quiénes serán los aspirantes que pasen a la segunda vuelta electoral, lo cual también obliga a que los votantes participen de manera mayoritaria”.
Paisaje
Verde, brutalmente luce la serranía sus esmeraldas en el pecho; anudadas las piedras y la hierba en el lomerío impecable de la bruma, angosta la carretera y primitivo el autobús chirriante y quejumbroso, cuyo paso por la última curva casi grita el anuncio: hemos llegado a Antigua.
Giro la mirada como si quisiera abarcar todo el horizonte y debo pensar si ese paisaje de nubes bajas como alas de murciélago blanco sobre los cerros, se parecía al de entonces, si el rocío y la cargazón de ramas de los árboles era igual cuando Bernal terminó el hermoso manuscrito.
Ahora veo los folios frente a mis ojos.
La vitrina causa reflejos y los ojos buscan ángulo. Hay un estremecimiento: la “Historia verdadera de la conquista…” es el acta de nacimiento de nuestra patria, de México y de Guatemala y de toda la América mestiza. No importa si como dice el crítico es una réplica; es falso, no es el original. No importa: ahí comienza todo.
Y el todo es mi parte. Yo también soy un poco de este reflejo en la tinta vieja de la historia.
Ya comenzó la lluvia.
Estoy sólo pero alguien platica conmigo. Cardoza y Aragón. Él me enseñó:
“…Muros de hiedra, techos de teja roja a mi me abrigan como abrigaron a Bernal Díaz del Castillo soldado de Hernán Cortés, regidor perpetuo del Ayuntamiento de Antigua en donde escribió “Historia verdadera de la conquista de la Nueva España”.
“De pronto se desprende un pájaro. Gota de cielo.
“Ruinas de templos, de piedras muertas.
“El tiempo no corre de tan manso, remoto y absoluto. Las cosas se vuelven indescifrables con la primera estrella.
“Sentíame encallado en abúlica población somera, engendrada no en un orgasmo sino en un bostezo, en donde todo es divino en la diaria fiesta de su cielo y sus volcanes.”
Médico
Cuenta don Rubén Marín en Los otros días, apuntes de un médico de pueblo una escena ya olvidada por la tecnificación distante y deshumanizada de la medicina actual, cuyos diagnósticos ya son digitales y cuyas consultas pueden hacerse por “face time”.
Los doctores ya no visitan a sus pacientes; los robots le abren a uno la barriga y pronto se ordenarán trasplantes por e-mail.
“…Iba por el caserío a pie, con todo el ardor del sol encima y la camisa abierta porque el aire le soplara las axilas. Algún chamaco descalzo le llevaba el petaquín por gusto, silbando…” Eso ya no se ve.
Pero el doctor Armando Ahued, secretario de Salud del DF, cree todavía en la cercanía de los médicos y los enfermos y ha puesto en práctica un servicio médico a domicilio. No podrá cubrir toda la población de la ciudad de México, pero en los casos logrados, el gobierno parece hallar una clave (¿cuál es la clave, cuál la contraseña?): la cercanía con la gente, la compasión, la piedad terapéutica.
Nunca se podrá cubrir todo, pero con lograr un porcentaje ya se revela la intensidad de un compromiso social.

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