El estado de Veracruz es el seno de la corrupción política. Es la entidad que contiene todo, desde sus paraísos hasta los infiernos más insoportables operados tanto por el crimen organizado como de la propia autoridad. Diariamente se puede constatar el grado de vulnerabilidad de la población, quienes se encuentran a la merced de quienes operan sin limitaciones y bajo la protección de dependencias creadas para salvaguardar la integridad de los veracruzanos. El hurto, el plagio, la distribución de estupefacientes ha originado que los ciudadanos busquen esconder sus esperanzas en sus hogares e intentar no exponerse ante la inevitable ola delincuencial que ha desarraigado las tradiciones más arraigadas por los jarochos.
Pese a la situación, pese a las lágrimas de sangre que muchas familias vierten en la memoria de su ser querido desaparecido, muchos sectores de la entidad, transitan con vendas en los ojos. Tampoco escuchan el llanto de las madres y padres que sin esperanza alguna, buscan, caminan, repudian, se manifiestan, para poder al menos conseguir que Fiscal General de Veracruz les entreguen a sus hijos, esperan que entre los cadáveres desollados, torturados y mutilados encontrados en fosas clandestinas, se encuentre su ser querido. Quieren tener un lugar en dónde llorarles, quieren dejar de penar, quieren dejar de preguntarse todos los días, si ya comió, si no sufre, si no es torturado.
Pero la insensibilidad absoluta de un “feudo” político conformado por Javier Duarte, quien está impávido, no se conmueve, que no se congracia con la situación tan dolorosa que viven muchas familias en la entidad.
Pese a la situación existente, el gobernante en turno habla en sus ruedas de los lunes en palacio de gobierno, como si le hiciera un favor a los gobernados. Arroja una mentira tras otra, sin que nadie lo cuestione. Sabe que quienes entran a sus ruedas de prensa son su “gente”, sus incondicionales, esos que ríen cuando él cuenta un mal chiste, esos que jamás emitirán un cuestionamiento impropio. Son portaditos y bien “ensalivados” por el área de comunicación social del gobierno estatal, se compartan para que su “jefe” no se enoje. Al final de estas ruedas, “el chayo”, “el embute”, el agradecimiento materializado en billetes de baja nominación.
Mientras tanto, 82 mujeres asesinadas. Mientras tanto, fosas clandestinas aparecen en diversos puntos del estado. El oasis gubernamental se convierte en un verdadero infierno para la sociedad de veracruzana. El 31 de agosto del 2015, el propio fiscal General del Estado de Veracruz, Luis Ángel Bravo Contreras, tuvo que reconocer que del 2006 al 2015, existen tres mil 89 denuncias de personas desaparecidas en la entidad. Pero las familias de los desaparecidos, alegan que son más. Veracruz se ha convertido un camposanto. Dónde los pobladores diariamente se la “juegan” para poder llegar sanos y salvos, primero a sus trabajos o escuelas y posteriormente de regreso a casa.
Para contrarrestar el gobierno de Javier Duarte de Ochoa el caos financiero, social y de obras en el que encuentra el estado; fabrica noticias emergentes para entretener a los veracruzanos. Este día el antro llamado Capezzio, fue su blanco.
Las manifestaciones y bloqueos en el estado exigiendo les paguen le quita el sueño al gobernante. Le preocupaba la estrategia que seguiría el Movimiento Magisterial Popular Veracruzano, quienes amenazaban por boicotear su “Grito”. Por ello, el tema de la felación de un menor en ese lugar, fue la “Caja China” que gobierno estatal, necesitaba. Originó un debate entre moralistas y libres pensadores, quienes acusaban y otros, defendían al propietario de ese lugar, Juan Santiago.
Mientras tanto, el tiempo transcurría para llevar a cabo uno de los actos más indignantes organizados por la clase política: “El Grito de Independencia”. Una mentira más mal contada por lo gobierno “enanos” e incapaces. No hay nada que celebrar.
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Fuera de Foco
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