Las calumnias del fiscal y sus “Chayoteros”

Lizbeth Campechano desaparecida desde la semana pasada

Las calumnias en la administración de Javier Duarte de Ochoa se han convertido en una forma de gobernar. Lizbeth Campechano Yan lo ha constatado en carne propia desde el pasado 15 de septiembre, cuando fue plagiada por un sujeto el cual le mantenía marcación personal desde su natal San Andrés Tuxtla, donde es originaria. Su hostigamiento era constante de parte de parte de este sujeto y su enferma obsesión de pretender una menor de edad hizo reaccionar a su familia.

Desafortunadamente, el acto lo consumó en agravio de la pequeña Lizbeth cuando esta salía de su instrucción en el Ilustre Instituto Veracruzano ubicado en la avenida Ruiz Cortinez en el municipio  de Boca del Río. Iba muy contenta porque pese a tener una latente preocupación con su examen de Física, había salido airosa de la prueba. La adolescente jamás consideró ni por un instante en el peligro en el que se encontraba cuando contenta le escribió a su hermana mayor sobre lo bien que le había ido en la evaluación, fue su última comunicación. Su salida es a las 13:00 horas y su familia empezó a movilizarse luego de que las llamadas al celular ni siquiera le entraban.  Eran las 15:00 horas y Lizbeth simplemente había desaparecido. Sus hermanos absolutamente desesperados.

Por recomendación de los Colectivos de Desaparecidos, quienes al enterarse de la situación de la pequeña Lizbeth le proporcionaron la asesoría necesaria a la familia y sobre todo de los protocolos que debía de llevar a cabo para con ello lograr la ubicación de la adolescente. La Alerta Amber se emitió pero pese a ello, la Fiscalía Regional Zona Centro Veracruz simplemente le  negó la posibilidad a la familia de interponer la denuncia de manera inmediata. La imperdonable justificación: “Estamos de asueto por el Grito de Independencia”.

A cuatro días de su literal secuestro de parte de un dañado mental y pederasta, la familia Campechano Yan ha tenido que continuamente ampliar su declaración en la Fiscalía y padecer un viacrucis que jamás hubieran imaginado tener sufrir, además de las infamias que el propio fiscal General de Veracruz, Luis Ángel Bravo Contreras ordena para intentar criminalizar a una menor de edad al emitir un boletín en donde aseguraba que Lizbeth Campechano Yan, ya había sido localizada, además que había establecido comunicación con su familia y se encontraba bien. Pero las canalladas del “Fisculín” –como se le conoce a este sujeto- no pararon ahí. También ordenó a medios “a modo” y a “chayoteros” para que difundieran la versión que la pequeña se había fugado con el novio. Pasquineros de cuarta encabezaron sus notas mal redactadas no tan sólo en sus portales de noticias –esos que nacen con la inversión gubernamental y desaparecen cuando ya no obtienen sus dádivas- y en sus cuentas en redes sociales tal afirmación, sin considerar el daño que le hacen a la pequeña y a su familia.

Indignante resulta la bajeza en la que pueden caer algunos “periodistas” –que ni la primaria muchos de ellos terminaron y con esa incapacidad escriben sin conocer al menos de géneros periodísticos- que se dedican a difundir las mentiras del gobierno por 200 pesos. Fisculín sabe la gravedad de la situación. Sabe que la adolescente está en manos un depravado pederasta que vivió obsesionado con la menor de edad y al no ser correspondido, logró raptarla para pretender someterla y quitársela a su familia que ya estaba alertada a su constante hostigamiento en contra de la menor.

Seguramente la decisión de que estudiara el bachillerato en Boca del Río, fue por la insostenible persecución que este sujeto instauró en contra de la pequeña y pese a ello, el fiscal solo atina a responder con una cobarde acción: calumniarla para no esforzarse en buscarla. El fiscal, un sujeto que ha convertido la dependencia a su cargo en una “tamalería” vulgar. Un sujeto incapaz de encontrar su peine en una habitación 4×4, que con sólo verle su cara de burla insatisfecha, se constata a un hombre atormentado y mediocre, pero muy voraz con el dinero, al grado de no invertir un solo peso para llevar a cabo las indagatorias necesarias para dar resultados óptimos con relación a personas desaparecidas.

Se sabe que las autoridades ya tienen ubicado el lugar en donde la pequeña se encuentra. Se sabe que tienen conocimiento del nombre del maleante que la raptó. ¿Qué espera para regresársela a su familia? Sabemos señor fiscal, que la pequeña Liz no es el nieta de Valentín Ruiz señor fiscal. Sabemos que su desinterés por no encontrar a la pequeña Liz es porque ella no es hija ni nieta de un multimillonario –que por cierto también tuvieron que pagar a investigadores colombianos- pero pese a ello, señor Bravo Contreras, la familia de Lizbeth paga sus impuestos y con ello su salario, por lo tanto está obligado a hacer su trabajo y devolver a la pequeña con su familia.

Hasta el corte de esta columna, la familia sigue esperando encontrar a la adolescente. Una pequeña con muchos sueños y muchas metas. Esperemos que en el transcurso del día de hoy, la Fiscalía trate de “esforzarse” más y den con su paradero –sabemos ya lo tiene ubicado- en donde está la menor de edad y se termine este horror que viven los padres y hermanos de Lizbeth Campechano Yan.

Quejas y comentarios:

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Comentarios

  1. La niña fue a México a ver a Bisbal.
    De dónde sacaste la historia del «depravado pederasta» que «le mantenía marcación personal desde su natal San Andrés Tuxtla»? No pus si ya resolviste el caso, escribe quién es? Cómo se llama? Dónde vive? Dónde se encuentra en estos momentos?
    Y luego se quejan de los que «entorpecen investigaciones»

    Por cierto. no se te cayó un cacho de lengua cuando escribiste eso de «Pasquineros de cuarta encabezaron sus notas mal redactada»

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