Los ciudadanos de México hemos vivido las peores pesadillas socio-políticas a consecuencia de las dictaduras, de la corrupción, del presidencialismo mexicano, de la falta de división de poderes pero sobre todo por la apatía ciudadana que permitió todas las tragedias económicas y sociales de México.
Los libros de historia poco narran de las arbitrariedades y la decadencia de ética política de los años 20 a los 80 del siglo pasado y lo más grave es que en el seno familiar no se hablaba de política participativa, solo había quejas y ataques a los políticos o a los empresarios generando un conflicto de lucha de clases y sobre todo de resentimiento.
El Sistema Político mexicano muy especial, presidencialista a todas luces, sin contrapesos por parte del Congreso o de la mayoría de los Partidos Políticos permitió que tuviéramos una dictadura con ciertas libertades y con una sumisión ciudadana, además de una democracia fingida. Esta situación nos llevó a una serie de crisis sociales y económicas en las décadas de los 70-80 y 90 que generó el cambio en el Poder Ejecutivo, no así en el Congreso. Los ciudadanos votaron para que el PAN tuviera el Ejecutivo pero dejó al PRI como mayoría del Congreso, lo que dificultó el verdadero cambio.
Lo que vivimos en este 2019 es similar a lo que vivimos en el 2000, solo que ahora sí le dieron los 30 millones de electores la mayoría del Congreso y para colmo los mercenarios del PVEM se le suman y genera más poder, poder insostenible e incontrolable. Este presidencialismo exacerbado va contra todas las instituciones autónomas que tanto costó desarrollar, va contra el Federalismo ya empezó con Salud y ahora en Educación y no dudemos que atentará contra el municipio. Y qué decir del atentado a la SCJN que ya vendrá.
¿Qué es lo grave? Que ahora el Presidente de México aplaudido diariamente por una serie de paleros y sus ineptos colaboradores está gobernando sin diálogo, está gobernando con ocurrencias, está llevando una política del día al día, no se ve una agenda consolidada entre el Ejecutivo y el Legislativo. Decide tomar acciones basado en “consultas”, se rinde ante las amenazas de Trump, esto último muy grave pues no defiende la soberanía y dignidad de México, Pero lo más grave es que se siente ya un Emperador y violenta la ley.
Hoy tenemos un Presidente que juró: «Protesto guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen, y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de Presidente de la República que el pueblo me ha conferido, mirando en todo por el bien y prosperidad de la Unión; y si así no lo hiciere que la Nación me lo demande.» Y no lo hace, a cualquier persona que viole una ley o reglamento de gobierno se le castiga, pues es momento de castigar a López Obrador.
Ya en artículos anteriores he denunciado otras violaciones graves a leyes y normas, pero ahora sí se pasó el Presidente, ahora sí nadie lo puede defender. El día de hoy que escribo estas líneas la Cámara de Diputados tiene en su orden del día la discusión y en su caso aprobación de la Reforma Educativa de AMLO, una aberración total y además generará más problemas con sus aliados de la CNTE que nada les gusta. De igual manera hace unos días el Senado recibió la minuta de la Reforma Laboral y mucho de lo puesto en ese dictamen es realmente preocupante.
En este presidencialismo exacerbado, que nunca había vivido, vemos a un Ejecutivo que por mandato Constitucional es el depositario del ejercicio del Supremo Poder Ejecutivo de la Unión haciendo uso del mismo muy por encima de lo permitido, vemos la simulación, por ejemplo, para imponer Ministros, Comisionados, gastar dinero sin que este gasto genere Bien Común, un Ejecutivo que no escucha ni a sus colaboradores, un Ejecutivo que está acabando con las relaciones externas y nadie lo para.
López Obrador no debe estar en la boleta electoral del 2021 para ver si hay revocación de mandato, debe estar ahora mismo en un proceso de Juicio Político.
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