López Mateos y López Obrador

“Cuando me di cuenta de la fuerza que tienen las palabras dichas por el presidente, jamás volví a improvisar”. ex presidente de México Adolfo López Mateo de los años 1958 a 1964.

Por Francisco J. Ávila Camberos

Cada vez somos más los mexicanos que conforme pasa el tiempo, vemos con preocupación como las políticas actuales junto con la declaracionitis aguda conducen a nuestro país por la ruta equivocada.

Adolfo López Mateos, uno de los presidentes más queridos y cultos que ha tenido México dijo en su momento: “Cuando me di cuenta de la fuerza que tienen las palabras dichas por el presidente, jamás volví a improvisar”.

Su antecesor, el veracruzano Adolfo Ruíz Cortines decía que un presidente “Debe hablar poco y trabajar mucho”

En cambio, el actual mandatario hace todo lo contrario. Sin tener la cultura de López Mateos, ni la sensatez de un Ruiz Cortines, el presidente López Obrador improvisa diariamente en sus mañaneras señalando culpables,  atacando a sus críticos, generando divisionismo y en no pocas ocasiones provocando desconcierto con sus decisiones, muchas de las cuales están fuera de lugar y contribuyen a generar intranquilidad entre quienes  observamos preocupados como en la conducción del país no es tomada en cuenta la opinión de los especialistas, sino que predominan las decisiones basadas en dogmas e ideologías.

Incluso hay actualmente decisiones similares a las implementadas en la llamada docena trágica, cuando se aplicaron en México soluciones populistas que fracasaron y que en los años 70s y 80s del siglo pasado solo nos trajeron enfrentamientos, destrucción de riqueza y empobrecimiento del país.

Es obvio que ahora las cosas no van mejor, a pesar de la popularidad del presidente. Se nos dijo que el 31 de mayo terminaba la sana distancia y empezaba la extrañamente llamada nueva normalidad. Esa nueva normalidad se implementó cuando el número de contagios y de muertes se empezó a disparar. Esta política confunde porque está muy lejos de ser normal. Tan solo el miércoles pasado hubo en México más de mil fallecimientos por coronavirus, y eso que nos dijeron que la pandemia estaba dominada y que la curva iba aplanándose. ¿No fue esta una decisión absurda?.

Luego nos dicen que este año se crearán dos millones de nuevos empleos, cuando  llevamos oficialmente un millón de empleos perdidos. Se teme que estén haciendo las cuentas alegres, porque se calcula que terminaremos el 2020 con diez millones más de personas en pobreza extrema y la economía nacional caerá un 10% como mínimo.

Mas tarde, al preguntarle al presidente sobre las acciones que deben seguirse para atender la epidemia del coronavirus, respondió que la manera de combatirla es “No robando, no mintiendo y no traicionando”.  Ante esta inusual receta, los equipos ventiladores para intubar pacientes, de plano salen sobrando.

Mientras los anuncios oficiales dicen: Quédate en casa, el presidente sale imprudentemente de gira por carretera a iniciar las obras del Tren Maya, no obstante la amenaza de un huracán. No se queda en su casa, no usa cubrebocas y además arranca un proyecto carísimo, producto de su imaginación, más que del razonamiento, porque la rentabilidad de ese tren no está justificada.

Los noticieros de esta semana dieron cuenta de que ante un escaso público que le aplaudía, el presidente emocionado dio el banderazo de salida a un tren destartalado con una máquina vieja pintada a la carrera que arrastraba vagones vacíos, totalmente grafiteados.

Ni eso pudieron hacer bien los organizadores de tales eventos, lo cual nos da una idea de la improvisación con que se pretenden resolver los grandes problemas del país.

Hay que aclarar que llegamos a estos extremos por la cerrazón de quienes nos gobernaron antes. Sus malas  decisiones y el saqueo de recursos que toleraron unos y en los que participaron otros, crearon el caldo de cultivo propicio para que llegara un gobierno que cree que con enfrentamientos, ocurrencias y buenos deseos saldrá México adelante.

En el 2021 está en parte la solución a nuestros males. Necesitamos equilibrios en el Poder Legislativo. Tenemos que salir a votar todos en esas elecciones. Hagámoslo por las mejores personas, no por los partidos. Estos ya están bastante quemados. No les parece a Ustedes?.

Muchas gracias y buen fin de semana.

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