La polarización como principal resultado en los dos primeros años de gobierno de la 4T

AMLO tercer año de gobierno
- en Opinión

En las redes sociales, en los parques, en los pasillos de oficinas privadas y gubernamentales, en las salas de las casas incluso en las alcobas ya no hay debate, no hay razonamientos, solo descalificaciones o defensa a ultranza de quienes apoyan contra los que critican las decisiones del AMLO, ese es el primer legado a dos años de llegada del poder de la 4T: la polarización.

El país esta dividido en dos partes, los “conservadores, fifís, prianistas y resentido” contra los defensores a ultranza de todo lo que tenga que ver con la 4T y Morena pese a que se equivoquen o excedan con su poder.

Y todo parece indicar que la polarización se va a recrudecer mientras avanza el gobierno del cambio y no cambie nada porque la violencia sigue en aumento, las desapariciones de personas en aumento, los casos de corrupción en aumento, la pobreza en aumento, la crisis económica en aumento, la falta de medicinas en aumento, etc.

Y el principal responsable de esa polarización es el propio presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador que desde el  púlpito de las mañaneras dicta agenda, descalifica la critica periodística tildándolos de opositores y mafiosos, llama conservadores a los padres de niños con cáncer que reclaman medicinas, a las feministas que le reprochan que minimice la violencia machista durante la cuarentena, o a las madres de desaparecidos que piden una mano. Impulsa la desaparición de organismos autónomos que se construyeron por años para regular el poder y entrega al Ejército un súper poder para que siga con la misma estrategia fallida de los tres anteriores sexenios.

Y estas acciones exacerban los ánimos de su gabinete, que descalifican con virulencia  ( como el líder) cualquier señalamiento de su actuar, no de los opositores políticos, si no de los medios y de la sociedad activa que luchó por un cambio de régimen.

Y por eso observamos con impavidez declaraciones como la de Rocío Nahle, secretaria de Energía cuando le reclaman a AMLO en el aeropuerto de la CDMX por los retrasos de vuelos porque canceló el aeropuerto de Texcoco: “si no te gusta vete a la TAPO, usa el camión”.

O la reacción del académico y propagandista del régimen, John Ackerman que se enojó porque una investigación periodística revelara que él y su esposa Irma Eréndira Sandoval, Secretaria de la Función Pública recibieran en donación un terreno del gobierno de la Ciudad de México. Y comparó a los medios con un cartel del narcotráfico.

Y la última de la primera dama Beatriz Gutiérrez Muller que respondió que ella no es doctor para atender a los niños con cáncer que reclaman desde hace varios meses medicinas para su tratamiento.

El poder cambia a las personas no hay duda, saca a relucir lo mejor y lo peor de ellas, los transparenta ante la opinión pública. Los hace sentir intocables, y les hace pensar que siempre lo tendrán. Les quita la máscara. No hay careta que los haga parecer otra persona porque sus acciones y declaraciones los desnuda.

Pero el poder también enseña y les da a las personas la posibilidad de cambiar de decisión o de opinión cada vez que se equivocan, solo falta tener un poco de empatía, un poco de humildad y sobre toda un gramo de servicio para lo que fueron puestos.

Comentarios

  1. tu trabajo es muy pobre como periodista o como te nombres…que mal escribes ¿triller político? vaya forma tan machista de nombrarte y en realidad no tienes calidad ni profesionalismo en lo que escribes…que pena

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