Cuando gana la improvisación/ Francisco Ávila Camberos/ Reflexiones

Imagen tomada de redes/

En las elecciones del 2018, treinta millones de mexicanos ilusionados votaron por quien  aseguraba tener la fórmula para conseguir un cambio verdadero que sacaría al país del atraso.

Por quien acabaría con la corrupción, la impunidad y  la violencia.

Por quien ofrecía respeto irrestricto a los demás poderes, reducir las desigualdades y además, gracias a la austeridad con que manejaría su administración, alcanzaría el presupuesto para mejorar la salud y la educación de todos los mexicanos.

Votaron por quien prometió que México  crecería cuando menos al 4% anual.

El problema es que nada de lo prometido se ha cumplido a la fecha.

Pero ese no es todo el problema. Junto con el candidato triunfador, llegaron al poder también personas de filiación socialista y hasta algunos comunistas que se incrustaron rápidamente en puestos clave del gobierno federal.

Otros más llegaron también al poder legislativo de pura casualidad. Incluso algunos mediante el antidemocrático método de obtener la candidatura mediante una tómbola. Nada tuvieron que ver en esto la capacidad, la experiencia y la ética; sino el azar.

Salvo excepciones honrosas, que siempre las hay, la gran mayoría jamás hubiera ganado la elección por méritos propios. Simplemente supieron subirse a la gran ola de esperanza que generaba el candidato a la presidencia y aprovecharon el empujón que les dio, cuando pidió voto parejo para todos los candidatos de su partido.

Ahora, esos legisladores cuentan con el número de votos suficientes para modificar las Leyes de acuerdo con la ideología que practican y de las instrucciones que reciben.

Por eso, en lugar de instrumentar políticas públicas sensatas que ayuden a que haya inversión productiva en nuestro país, para que se generen empleos suficientes y bien pagados; los  diputados y senadores afines a la llamada 4 T hacen todo lo contrario, siguiendo las indicaciones que les dictan desde arriba.

Hay escasez de empleos y la economía anda dando traspiés. Muchas pequeñas empresas han cerrado y otras más hacen malabares para no quebrar. Otras no invertirán hasta que haya certidumbre jurídica.

En lugar de atender lo indispensable y urgente para conseguir el bienestar que demanda la población, los legisladores están más preocupados por imponer su agenda ideológica y de modificar las leyes de acuerdo con su visión más arcaica de un socialismo fracasado que no promueve la generación de riqueza, sino de una  mejor distribución de la pobreza.

Para ellos resulta prioritario legalizar la marihuana, el aborto y el matrimonio de un hombre con otro hombre y de una mujer con otra mujer.

El primero es un vicio que afecta severamente la salud. El segundo  es un asesinato con todos sus agravantes. El tercero va contra la esencia y el significado de la palabra matrimonio, que no es otra cosa que  el conjunto de ordenamientos legales que protegen a la mujer y a los hijos.

Como las relaciones homosexuales simplemente no generan vida, el término matrimonio no puede aplicarse. Se le podrá llamar de otro modo a ese tipo de uniones o sociedades, pero jamás matrimonio.

Respecto al aborto: ¿No se darán  cuenta quienes dicen defender a ultranza a la mujer, que más de la mitad de los bebés sacrificados mediante el aborto  son precisamente niñas?.

¿Quién defiende el derecho a la vida de las niñas que son abortadas?. Ellas no pueden gritar, ni correr, ni pedir auxilio. Tampoco votar. La sociedad civilizada tiene el imperioso deber de defenderlas.

¿Tampoco se habrán dado cuenta de que la mayoría de la población rechaza las drogas y el aborto?.

¿No sabrán estas personas que la marihuana es la droga que muchas personas empiezan consumiendo, para después seguir con otras más potentes?.

¿No entienden que las drogas destruyen, que las personas viciosas afectan su salud y que al deteriorase esta, con el tiempo dejan de trabajar?. Al no tener empleo, la manera de conseguir dinero para comprar la droga que necesitan es cometiendo delitos.

No hay país en el mundo que haya progresado fomentando los vicios.

Este es el resultado de haber permitido que llegaran al poder quienes no buscan el bien común de México, sino que siguen al pié de la letra los perniciosos lineamientos ideológicos de corte socialista que impulsa el Foro de Sao Paulo.

Muy grave es esto.

La única esperanza viable que nos queda son las elecciones del 6 de junio.

¡Tenemos que salir a votar!

¿No les parece a Ustedes?.

Muchas gracias y buen fin de semana.

 

Comentarios

¡Síguenos!

A %d blogueros les gusta esto: