Manipulación digital frente a la pandemia global

Franklin D Roosevelt lo dijo: “Nada sucede accidentalmente en política. Y cuando algo sucede, se puede apostar que fue exactamente planeado de esa manera”.

No cabe duda, la pandemia del Covid 19,  ha trastocado a toda la  sociedad global. Países ricos con excesos de vacunas. Países pobres sin acceso a ellas o tirando a la basura vacunas vencidas  que les regalan. 355 Millones de contagios, pero también 349 millones de recuperados y lamentablemente casi seis millones de fallecidos, cientos de millones de trabajadores desplazados y desconcertados, miles de negocios quebrados o cerrados, niños sin padres, padres sin hijos, familias desarticuladas, amigos disueltos  por el aislamiento, centros comerciales, tiendas y salas cinematográficas, restaurantes y cantinas sin clientela y trabajadores.

Una  gran explosión por  venta  de comida, ropa, consumibles, medicamentos. El consumismo, vía redes sociales totalmente desenfrenados, Amazón y su desquiciada variedad de diversión virtual por streaming, TVs  Smart y Rokus.  Los procesos académicos, sociales y religiosos vía Skype, watsapp, Zoom. De repente todo se controla en computadoras,  tabletas,  celulares o  relojes inteligentes. La lectura se concentra en Kindle, como la música en  You Tube y la gran diversidad de apps de acceso  gratis a la música. Así se acapara y controla, vía logaritmos,  la diversión, la relación familiar, el consumo, la religiosidad y el entretenimiento en muy pocas manos del naciente  capitalismo digital.

A finales de los años cuarenta, después de la caída de la Alemania nazi y del fascismo italiano, surgió una profecía a través de  una  novela,  en que se anticipa el dominio digital, del internet y  redes sociales actuales. La sorprendente  novela «1984»  de George Orwell, (publicada en 1949) habla de una sociedad en la que se adultera la historia de acuerdo a la conveniencia del partido gobernante. Se introdujeron  conceptos en nuestro vocabulario como «Gran Hermano», «Policía del pensamiento» y «Neolengua». Un  conflicto perpetuo que permite y legitima un régimen voraz. Se ubica en un país imaginario, Oceanía,  se ejerce una forma de control absoluto por dispositivos de vigilancia extrema, reescrituras arbitrarias de la historia, cacería de –supuestos– opositores y la tentativa de instaurar la neolengua, un lenguaje que pretende anular, desde su estructura, el pensamiento subversivo. Su sistema político es regido por el Gran Hermano, un líder del que sus pobladores sólo conocen la imagen y cuya existencia ni siquiera es comprobable. Los habitantes de viven bajo el asedio de pantallas de televisiones impuestas en todo lugar para monitorear la vida de la gente y, además, les trasmiten mensajes oficiales del gobierno. Sin embargo, su historia hace identificar el terror de un mundo en que la gente tiene cada vez menos y menos y su pensamiento está distorsionado por las ideologías. La obra de Orwell  trata de la esencia del estado totalitario, que aniquila el pensamiento individual, manipula la información, vigila y reprime a sus ciudadanos.

Hoy en día, en esta era digital, se desquicia la vida individual, familiar y colectiva e incide negativamente en el proceso económico en todos sus órdenes. Surge una nueva visión de esta realidad impuesta durante la pandemia del Covid 19 en todo el mundo.  Carlos Fazio catedrático y periodista uruguayo residente en México,  uno de los analistas independientes con mayor prestigio en asuntos político-estratégicos, militares y religiosos de América Latina, en su reciente columna de La Jornada, realiza un análisis extraordinariamente inquietante acerca de los efectos manipuladores del neocapitalismo digital que se ejerce al extremo en una sociedad inerte, desinformada y consumista  ante un fenómeno que  ha acorralado a la sociedad global  al  aislamiento  social, familiar e individual,  propiciando control casi absoluto de  una minoría empresarial,  muy por arriba de los gobiernos del mundo. (https://www.jornada.com.mx/2022/01/24/opinion/017a1pol).

Fazio  sostiene: “Corren tiempos turbulentos y peligrosos. En el marco de una permanente campaña de manipulación e intoxicación (des)informativa mediática sobre poblaciones infantilizadas e incapaces de discernir la ficción de la realidad, y con la coartada del covid-19, el complejo financiero-digital está llevando a cabo la destrucción del sistema económico capitalista y busca resetearlo en beneficio de la élite plutocrática. Pese a la guerra sicológica y su narrativa apocalíptica y de saturación para generar terror, parálisis social y sicosis de masas con base en un virus enemigo, ubicuo, invisible y genocida, cada vez surgen más evidencias de que, como sostiene Ernst Wolff, estaríamos asistiendo al nacimiento de un sistema totalitario cuidadosamente ensayado, donde el Foro Económico Mundial  juegan un papel estratégico como operadores Responde que el mayor beneficiario y tirador de los hilos más importante detrás de la escena es el complejo financiero-digital, integrado por cinco corporaciones tecnológicas estadunidenses: Google −cuya empresa matriz es Alphabet−, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft (conocidas como Gafam) y cuatro grandes administradores de activos: BlackRock, Vanguard, State Street y Fidelity. La capitalización de mercado de esas cinco empresas de tecnología de la información, expone Wolff, asciende a 9.1 billones de dólares, superior al PIB bruto de Alemania, Francia e Italia, que es de 8.6 billones de dólares”.

A su vez el filósofo esloveno Slavoj Zizek  lo explica así:  “Mi reproche no es que los medios pongan énfasis en el coronavirus, sino que no lo relacionen con el cambio climático o el malestar social, como parte de la misma patología. La Covid no cayó del cielo, no salió de una sopa de murciélago en un rincón de Wuhan, forma parte de un sistema. No en el sentido de una venganza espiritual de la naturaleza contra el capitalismo. La Covid es materialismo puro, un proceso vacío de significado, algo que simplemente ocurre, pero por supuesto que lo hace en unas condiciones económicas determinadas. La naturaleza se recuperará, eso no me preocupa, la cuestión es si habrá lugar en ella para nosotros. Necesitamos Estados fuertes y eficientes, sin subestimar la autogestión de las redes locales. Se dice que la crisis sacó lo peor de nosotros. Es una lógica estúpida, en un mundo globalizado, necesitamos todos estar a salvo.  La gente dice: El capitalismo sobrevivirá. Yo contesto: Ya ha cambiado inmensamente.

Franklin D Roosevelt lo dijo: “Nada sucede accidentalmente en política. Y cuando algo sucede, se puede apostar que fue exactamente planeado de esa manera”.

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