Madre de todas las batallas: Las Mentiras

(tercera y última parte)

¿Qué es el discurso de odio?: La Estrategia y Plan de Acción de la ONU define este discurso como «cualquier tipo de comunicación ya sea oral o escrita, —o también comportamiento— , que ataca o utiliza un lenguaje peyorativo o discriminatorio en referencia a una persona o grupo en función de lo que son, en otras palabras, basándose en su religión, etnia, nacionalidad, raza, color, ascendencia, género u otras formas de identidad». El concepto todavía se debate ampliamente, sobre todo en relación con la libertad de opinión y expresión, la no discriminación y la igualdad, y que puede poner en peligro la paz social.

Si a ello le sumamos la mentira,  que  es una declaración realizada por alguien que sabe, cree o sospecha que es falsa en todo o en parte, esperando que los oyentes le crean, de forma que se oculte la realidad o la verdad en forma parcial o total. La gente miente para quedar bien, para excusarse, para obtener lo que quiere, para no perder ciertos derechos, para dar una mejor imagen de sí misma, para no ofender o hacer sufrir a otras personas con la verdad, porque no saben o no pueden decir que no, para postergar decisiones, por temor al rechazo o al castigo.

La oposición, política y económica, concentró en los medios convencionales y en redes sociales un discurso de odio hacia Andrés López Obrador en su reciente gira por los estados Campeche, Quintana Roo y Yucatán para supervisar avances de  obras prioritarias de la 4T, ante un vagido (desvanecimiento por alguna indisposición) que dio positivo al  COVID, por tercera ocasión. De ahí se desataron una serie de mentiras, de noticias falsas, de comentarios acusatorios acerca del supuesto infarto sufrido, del  derrame cerebral, por fortuna falso, hasta la locura de pronosticar su próxima muerte. Raymundo Riva Palacio en El Financiero, Carlos Alazraqui en su programa financiado por Kimberly Clark  y una pléyade de comentaristas, bien mocheados, con recursos públicos provenientes del periodo neoliberal.

En cascada  se sumaron quejas, reclamos, desaprobación de los grupos opositores por las supuestas  desapariciones  del INAI, la del INSABI, el CONACYT, la actual ley minera, la reducción del tiempo laboral a trabajadores, el tren Maya, el corredor interoceánico y todos los etcéteras posibles ante el inminente fallecimiento, en su imaginación,  del Presidente de la República.

El discurso de odio, quedó en una gran faramalla de mentiras por una pléyade de periodistas deshonestos, así como la pachanga nocturna en el pleno de la Cámara de Senadores, donde los mustios panistas, emulando a Calderón, empinaron el pico y bailotearon a lo ridículo principalmente Madero y la Gálvez, Álvarez Icaza y la Kenia, y otras conocidas parejas improvisadas en el chacoteo, producto de una absurda pijamada en el Congreso de la Unión.

Norma Meraz en su columna México, Redoblan los Tambores, establece: En una danza de desaciertos la realidad del país flota en medio de un mar de mentiras….. La oposición sin ser oposición, está clausurando el mercado político y si le sumamos que en general reina la desinformación, pues ante eso surge la incredulidad ciudadana, antídoto para la participación democrática…O quedaremos por siempre: al redoblar de tambores.

O la muy acertada opinión en su videoconferencia semanal de Fabricio Mejía, para Sin Embargo, que se las adjunto completa para su disfrute: https://youtu.be/QCcJOLghMcw

Al igual el comentario expresado por el periodista Ángel Álvaro Peña: “En el centro de esta situación los reporteros muestran que no están acostumbrados a creer en los gobiernos, porque vivieron en sus entrañas y saben que la mitad de lo que dicen es mentira. Ellos ayudaron a los gobiernos a difundir sus mentiras. Así se hicieron famosos muchos líderes de oposición y grandes reporteros que sólo le echaban a la noticia algo de su cosecha y se volvían héroes que hasta premios ganaban. Ante este escenario informativo el Presidente lanzó el anzuelo y cayeron varios peces que murieron por su boca. Hasta el momento no se sabe si calificar de adicción por el ridículo o vocación delictiva de los periodistas, con muchos años ese trabajo, que fueron convirtiendo su trayectoria en activismo político hasta llegar a insinuar que el Presidente estaba grave, sin ocultar sus deseos de verlo muerto”.

Así se sucedieron otros  críticos  al absurdo opositor,  comentarios de Julio Astillero, Alfredo Jaliffe, Enrique Galván Ochoa y además, sin piedad, los cartones de El Fisgón y Hernández, todos ellos de La Jornada por supuesto.

México, la 4T y AMLO han sorteado con éxito el desenmascaramiento de  intereses oscuros del opositores, de periodistas sin valor ni dignidad profesional, de grupos de poder ansiosos de recuperar al país que saquearon y devastaron, en fin se cierra un telón,  pero hay que dejar una rendija entreabierta para los acontecimientos que se avecinan este 2023 y sobre todo en el 2024, en donde medios de comunicación, políticos expulsados del Edén, empresas trasnacionales ávidas de la riqueza nacional, jueces y magistrados, intelectuales orgánicos, sometimiento religioso y aspiracionismo clase mediero, hacen y harán con su furia no solo su frustración sino el declive de sus deseos de retornar al poder. En el 2024 nada para ellos, todo para el pueblo. Fórmula eficaz del crecimiento económico y justicia social en el país. Por cierto el avión presidencial del lujo y el dispendio,  ya se fue para siempre de México.

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